domingo, 29 de diciembre de 2013 0 comentarios

Esta es la historia de cómo tus ojos no supieron mirarme.

Y, quizás, toda nuestra historia de persianas bajadas, de música a tope, de películas a medio acabar, de sábanas deshechas, de sueños por el día y de nosotros por la noche; toda nuestra historia, toda esta triste historia solo puede contarse a través de tus ojos.
Esta es la historia de cómo tus ojos no supieron mirarme.
0 comentarios

Mi guerrero, y mi rey

Hablo de volver a luchar de verdad, 
como lucha un guerrero por su reina.
O en caso opuesto, una guerrera 
por su rey. Hablo de convertir a 
alguien simultáneamente 
en mi guerrero y en mi rey. 

Eso es lo que quiero.
Empezar de cero. 
Sin coraza.
Sin fríos y sin inviernos de por medio.
domingo, 22 de diciembre de 2013 0 comentarios

"Yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido."

Dura de cabeza y corazón. Siempre me definiste así, como una chica extraña, y lo que a mi me extraña de verdad es que sigas conservando mis cartas entre tus cromos favoritos.
Me resulta ridículo escribirte porque tienes garabatos míos hasta en la rodilla. Marcas de mis golpes en el recuerdo, amor de mis manos deslizándose por tu cara y todos mis susurros detrás de tus oídos.

Pero a veces tengo miedo, yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido. Aprovecha, coge lo que quieras.

De no poder decirte suficiente cuando te miro, de no saber expresarme cuando te toco. Miedo de que no recuerdes que dijiste que el amor es una película que empieza por el final, una cama sucia y sin hacer. Manos entrelazadas, cuchillos volando.

Te lo soplo por aquí en este código que yo manejo y tú entiendes. Que los kilómetros que nos separan equivalen a nuestras ganas de dejarnos sin aire. Que la nostalgia es solo una puta que ya me tiene dicho que no compita con ella.
¿Sabes? El día que nos conocimos cada vez acumula más polvo y yo solo vuelvo al principio para insinuarte que…
Sigo teniendo miedo, no te has llevado nada.

Que tengo el miedo en las yemas de los dedos, la libertad perdida en algún aeropuerto, las ganas en tus manos, la almohada ardiendo junto a mis impulsos.
Miedo de que tu corazón se me olvide en cualquier bar, miedo a que en cualquier bar se te olvide quien soy yo.

Y así, toda esta palabrería solo para reconocer que tengo el pulso bajo el ombligo cuando me tocas, que mi piel roza tu piel porque me pone los pelos de punta tu mísera presencia.

Ahora voy a esconderme bajo esta manta. Tú encárgate de taparme los ojos con las manos y podremos empezar a ver esta peli de terror juntos. Te aviso de que si me asustan grito y también de que ese grito te podría devorar de un bocado.

He decidido que voy a amueblar tu vacío con sexo y garabatos de niña de preescolar. Siempre con la “x” de por medio como desconocidos. Si me haces espacio también puedo enseñarte las estrellas. Pero no corras mucho que tengo las llaves del coche en la mano y un doctorado en huidas.

Te aviso que me haré la dura, no vaya a ser que vengas con ganas de romperme algo que no sea la ropa.

Entonces, en serio; ¿tienes un momento?
Es para cambiarte la vida.
¿Se ha notado mucho?
No te ofendas, ya sabes que si no fueses quien eres me dejaría besar.
Ah, que te echo de menos.
Yo tampoco se dónde se guardan los secretos, tranquilo.


Si os ha gustado, os recomiendo que compréis "El sexo de la risa" de Irene X (Maggie Stonem). El anterior texto es un fragmento sacado de este libro que sin duda, no tiene ningún desperdicio.
lunes, 16 de diciembre de 2013 0 comentarios

Dañino, como el sol.

Siempre ha estado allí, y sigue, y nunca cesa de gustar y agrandar su presencia. Me gusta cuando calla, cuando baja la mirada y cierra ese mar redondo. Cuando pronuncia mi nombre y cada uno de los ajustes de su voz se para en cada letra, y es como un susurro a la orilla de mis oidos.

Justo cuando su mano roza la mía, creo que consigue hacer eso que nadie ha hecho: me para los relojes y la vida; y me asusta. Y qué decir de las perlas de su boca, y de la morfina de sus labios, o de las arrugas de su piel en las que con frecuencia me pierdo, y a veces, incluso sueño.

Es alto como la luna y siempre está ahí aunque el sol lo tape. Soy cosciente. Pero hay tantas cosas que me gustan de él que faltarían palabras para describirlo. Podrían cortarme las alas que seguiría soñando con sus besos, con perderme en sus ojos y ¡qué nadie me busque! !qué nadie venga a buscarme! porque podría pasarme allí toda la vida.

Pero no lo digo muy alto, no vaya a ser que alguien más se enamore de este galante hidalgo. No le busques defectos porque seré capaz de anulartelos. Y no le mires a los ojos, ni permitas oír su voz... su risa, sus maneras. Porque yo, mire por donde mire tan solo puedo ver los dos lunares en la parte derecha de su cuello, un rubio deslumbrante más dañino que el sol. No me hables de paisajes si no le has visto a él.

No lo digáis muy alto, pero creo, y solo creo, que me ha enamorado.
domingo, 15 de diciembre de 2013 0 comentarios

Escalofríos


Justo cuando su mano rozó la mía,
se detuvo el tiempo. Y es que era
eso lo que llevaba toda esta vida
esperando: alguien que pudiese
frenar todos los relojes del mundo
sin decir ni una sola palabra. Por
esas hojas que se cayeron al igual
que nosotros y que hoy solo nos
traen escalofríos. Por ti. Por mí. Por
el "vete" que aún no asimilamos. Por
el tiempo cuando era nuestro. Por
el invierno. Pero sobre todo por la
morfina de tus besos.
miércoles, 11 de diciembre de 2013 0 comentarios

"Estoy perdida" - es todo lo que sé.

Tan solo necesitaría que lloviese, una azotea, un par de deslizamientos frágiles por el bordillo y ya está. Ahí estaría. Estampada contra el suelo mientras probablemente se esté alborotando todo a mi alrededor, aunque yo ya no pueda oírlo: sirenas de ambulancias y coches de policía, gente histérica, lo normal. Tampoco sería el final del mundo pero como si lo fuera. No estamos preparados para el fin de nuestros días.
¿Y después qué? ¿Habría algo allí? ¿Más o menos dolor del que consigo sentir aquí? ¿Valdría la pena?
Pienso en añadir a mi lista de preguntas la siguiente: ¿y si mi vida cambia y de repente todo empieza a ir a mejor?. La descarto. La esperanza me debe ya demasiada felicidad.
En este preciso instante, sé que me atrevería a saltar, sé que nada podría frenarme: no me queda nada. Sueños evaporados y personas rotas.
El autobús de mi vida se ha estrellado. LLevo tiempo esperando por si viene alguien a revisarle el motor, ya que yo no entiendo de mecánica, pero no llega nadie.
"Estoy perdida" - es todo lo que sé.
He parado en cada una de las paradas señaladas por el antojo del destino y he recogido por todas ellas a un pedacito de mí, de mi persona, o de mi locura. Pero siempre se han ido y no han dejado más que papeles sucios y desperdicios. Y parece que todo estuviera planeado porque se han bajado todos sin avisarme en la parada antes de este accidente.
"El motor de mi autobús, sigue echando humo. Probablemente, explotará."
Y será que no es verdad.
No me quedan razones para seguir aquí. No le tengo miedo a esa explosión del motor. Me dan igual las llamas . llevo ardiendo mucho tiempo.
No encajo en esta carretera. Es como si se me hubieran olvidado poner las cadenas antes de partir y cada dos por tres tuviera que parar. O ir muy lento. Pero nunca llego. Nunca he llegado hasta el final porque siempre se me ha roto el autobús.
A veces, pienso, que podría ir a pie hacia un destino desconocido. Sí, podría hacer explotar el motor por los aires y que me lleve a cualquier parte. Podría saltar y que me lleven a cualquier parte.

domingo, 8 de diciembre de 2013 0 comentarios

He perdido la esperanza en tu recuerdo.

Desde entonces nada ha cambiado. Los veranos siguen siendo asquerosos porque no eres tú el que me da calor. Y los inviernos siguen siendo fríos, al igual que cuando discutíamos. Ha llegado gente, se ha quedado un par de meses y se ha vuelto a ir. Y a todos he pretendido engañar, incluso a mí misma. Pero tú parece que nunca te vas. Aquello era vacío, pero me hacía sentir bien. Pero ahora ni hay vacío, ni hay nada. Solo estoy yo. ¿Por qué tuve que decirte adiós? ¿Para dejar de sufrir? Como si no lo hubiera estado haciendo todo este tiempo. Y nunca llega. Nunca llega nadie como tú. Ni siquiera le doy la posibilidad de intentar parecerse a ti. Vete o vuelve. O mejor no vuelvas, porque no estoy preparada para seguir viendo tu culo por mi pasillo.
sábado, 7 de diciembre de 2013 0 comentarios

Yo me quedo, yo espero, no te falto.

Dime, ¿te espero o te olvido? ¿Me marcho o me quedo?
Que si depende de la curva de tu sonrisa, yo quiero quedarme.
Que si depende del lunar de tu espalda, yo quiero perderme.
De un para siempre a un tal vez que se convierte en nunca.
De un par de cartas quemadas que me llevé a la tumba.
Deseando el disparo exacto que acabe destrozándote por dentro.
De pasar de ver principios a ser esclavo de precipicios.
O de libros que no dejan de hablar de tus manos.

Que si es por eso yo me quedo, yo espero, no te falto.
0 comentarios

Capítulo 1. Piltover.

La ciudad de Piltover, capital del reino de Zaun, llevaba ya demasiado tiempo siendo atacado por asesinos cuyo principal objetivo era mantener a los ciudadanos presos en sus casas trabajando para ellos. A aquel sistema lo hacían llamar libertad. Impedían el robo pero ellos eran los primeros que le robaban a los ciudadanos. Implantaban la igualdad pero las mujeres estaban hechas para dar hijos y limpiarles la ropa, no podían salir a la calle y los hombres de bajo nivel social tan solo tenían lugar en las minas, donde más tarde serían explotados cuando no fueran de más utilidad. Aún quedaban ciudadanos, nobles también aunque no asesinos, que transitaban por las calles espectadores del silencio infernal que se apoderaba de Piltover.
            Cada aldeano se ocupaba de una tarea específica gracias a los poderes que se le habían otorgado según su descendencia de los Dioses. Unos trabajaban gracias al poder mágico, otros a su gran habilidad con los cuchillos o las armas de fuego y otros a su ingenio.
            Luxanna, nacida en el seno de la prestigiosa familia Crownguard, estaba destinada a hacer grandes cosas. Era hija única y había disfrutado de una educación superior y de las suntuosas fiestas que acostumbraban a celebrar las familias ilustres como las suyas, las cuales no eran víctimas de los asesinos. A medida que fue creciendo, empezó a demostrar que tenía un don especial: sabía hacer trucos para hacer que la gente creyera que había visto cosas que no existían. Era capaz de pasar desapercibida por delante de los demás. De alguna manera, descubrió que podía anular los hechizos mágicos de aquellas personas que dominasen el mismo tipo de magia, tan solo después de ver una vez cómo los lanzaban. La joven lo consideraba un don único, algo que podía aprovechar y utilizar para hacer el bien.
            Fue entonces cuando conoció a Janna. Era una de esas hechiceras que sobrevivía como podía en las calles ya que los asesinos habían matado a sus padres cuando ella tenía cinco años. La vida era dura y peligrosa para una chica joven y bella, así que tuvo que sobrevivir a base de ingenio y de robar cuando éste no era suficiente. Descubrió que tenía afinidad con un tipo concreto de magia: la elemental del aire, por lo que era descendencia de Eolo. No tenía nada que llevarse a la boca hasta el día que, intentando robar un trozo de pan en el mercado de Piltover, Lux decidió acerse cargo de ella. Ambas dominaban el poder mágico así que comenzaron a enseñarse la una a la otra todo cuanto sabían.
            La rabía que contenían era algo común. Luxanna consideraba que lo que estaba ocurriendo en su ciudad natal era algo desastroso, lleno de desigualdad y de pánico. Nadie podía salir a la calle sin saber si volvería vivo o no a casa. Por otro lado, estaba Janna, que tenía un odio inmenso hacia los asesinos y la mayoría de nobles que no se daban cuenta de la situación de aquella ciudad o eran tan cobardes de no hacer nada al respecto. Sin embargo, Lux era todo lo que contrario a lo que Janna creía que sería. Era una chica rica, guapa y delicada, pero tenía suficientes agallas. Planearon luchar contra los asesinos, comenzar una revolución, hacer algo por tal de impedir más asesinatos.
            Pasaron semanas buscando cómo derrotar a los asesinos, compartiéndo técnicas mágicas, mejorando sus poderes, incluso fabricando pociones para aumentar la fortaleza gracias a una amiga de Luxanna. Ella era Caitlyn, quien más tarde se unió a ellas. Cuando tenía catorce años, asaltaron y robaron a su padre al volver a casa. Se escapó por la noche con el rifle de su padre y siguió el rastro de los ladrones desde la escena del crimen. Al principio, sus padres intentaron disuadirla de que siguiese con esas aficiones tan arriesgadas, pero ella era incorregible. Deseando proteger a su hija del único modo que conocía, la madre de Caitlyn empezó a llenarla de artefactos diseñados a la medida de sus necesidades detectivescas además de enseñarle remedios naturales para proteger su salud.
            Tenían bastantes puntos a su favor: una buena bandolera como Cait, medicinas por parte de la misma, Janna que podía adivinar los movimientos de los asesinos y modificar el clima y Luxanna, que podía anular los movimientos de los mismos. Tan solo les harían falta unos mapas de Piltover para controlar en qué zona se encontraría cada uno de ellos y algunos guerreros que pudieran enfrentarse a ellos cuerpo a cuerpo. Eso no era problema para gente de alta sociedad: Lux, de nuevo, tenía contactos.
            Ezreal estudió durante muchísimos años el poder mágico, tanto que acabó aburriendolo. A la edad de ocho años, este superdotado ya había trazado los mapas de los túneles subterráneos de todo Piltover. No solo los había diseñado sino que había viajado por ellos, teniendo la suerte de encontrarse un talismán de asombroso poder: si se concentraba, era capaz de teletransportarse. El que descubrió tal poder fue Jayce, quien había pasado parte de su vida encerrado en un laboratorio, construyendo un martillo de mercurio. Su único sueño siempre había sido ofrecer la paz a su tierra natal, y sabía que algún día lograría hacerlo. Por otro lado, también pidieron ayuda a Jinx, quien poseía una gran sabiduría criminal. Creció en las afueras sin ley de Piltover y aprendió a robar y a timar para sobrevivir. Robaba y desmontaba dispositivos por lo que se convirtió en una maestra técnica. Cuando tenía seis años, un grupo de criminales se fijó en la joven delincuente y la tomaron bajo su protección. Cuando Jinx tenía once años, se había convertido en una cómplice experimentada y entusiasta en cada golpe. La actitud de Jinx cambió cuando en un asalto a una mina se complicó: tenía que elegir entre huir con sus compañeros o intentar salvar a los inocentes mineros de un túnel derribado. Jinx decidió hacer de heroína. Mientras buscaba un modo de liberar a los mineros de los escombros, descubrió un equipo de minería estropeado. Improvisando, le arrancó los enormes puños y los modificó para fabricarse unos guanteletes tecnológicos. Se puso las pesadas armas en sus pequeñas manos y estiró el brazo para lanzar un puñetazo potente a los escombros. La fuerza del golpe destrozó la roca, poniendo a salvo a los trabajadores. Tras ese contratiempo, Jinx cortó sus relaciones con sus compañeros. Volvió a una vida de crimen en solitario pero sólo robaba a otros criminales y con el dinero que ganaba, iba mejorando los guanteletes tecnológicos que se había instalado, de forma que cada vez le era más fácil dar un golpe.
            Ahora Luxanna, Janna, Caitlyn, Ezreal, Jayce y Jinx serían los seis miembros de la Escuela de los Campeones. Así se hacían llamar. Estaban preparados para seguir reclutando a quienes quisieran luchar por la justicia de Piltover. Querían en su Escuela a todos aquellos que estuvieran dispuestos a luchar con el fin de recuperar el honor perdido de sus seres queridos.
            El primer paso para poner fin a aquella pesadilla, era concienciar a los ciudadanos de que ellos le salvarían. Iban de casa en casa, disimuladamente, informando a cada uno de ellos. Si los asesinos se enteraban, el plan fallaría.
            Durante mayo rodearían todos los alrededores de Piltover con unos cables configurados por Jinx, dejando a salvo el Palacete, donde vivían todos los nobles. El primer día de junio, antes de amanecer, todos los ciudadanos deberían estar a las afuera de Piltover sin nada en las manos: lo iban a perder todo, pero si el plan funcionaba recuperarían la libertad.  Todos los asesinos quedarían dentro del campo rodeado por los cables, de manera que en el momento en el que el sol se mostrase, Jinx los activaría. Tan solo hizo falta comenzar a disparar con el rifle de Caitlyn y provocar una lluvia por parte de Janna, para que la atención de los asesinos se despertase. Cada vez que uno de ellos se acercaba a un cable, sufría una electrocutación. A unos los dejaba ya muertos y a otros tan solo los dejaba insconscientes, pero como remedio a ese inconveniente ya estaba Jayce con su martillo de mercurio.
            El pánico cundía en el Palacete, y la mayor parte de los asesinos quedaron atrapados por miedo. Otros salieron, pero murieron igualmente a causa de los cables. Al cabo de tres días de guerra, Janna cesó la lluvia e hizo salir el sol. Jinx desactivó los cables y tanto los ciudadanos como la Escuela de Campeones se introdujeron en los túneles subterráneos, que conectaban las afueras de Piltover con el Palacete.
            Una vez en el palacete, ciudadanos con espadas en mano, otros con cuchillos y otros con rifles, comenzaron una terrible guerra. Todo aquel que intentara tocarles acababa siendo destruido. Algunos nobles se unian y otros se refugiaban en sus casas. Hijos de nobles se oían llorar, pero inmediatamente se les dejaba de escuchar por el sonido de las balas.
            Tuvieron graves problemas, pues un asesino le cortó la pierna a Luxanna provocándole una gran hemorragia. Las medicinas de Caitlyn no eran útiles, por lo que Jinx tuvo que improvisar una pierna ortopedica para Lux. Ezreal tenía varios cortes en su cuerpo y el martillo de mercurio de Jayce estaba casi destrozado. Pero esto no supuso ningún problema para que la guerra fuera abandonada.
            Al cabo de dos semanas y media, el sonido del rifle y los gritos habían cesado. No quedaban más de doscientos cincuenta ciudadados vivos y cerca de unos cincuenta y dos nobles. Había tenido lugar una revolución en la capital de Zaun, y se estaba extendiendo al llegar a los oidos del resto de ciudades.  Parecía que salvar a Piltover no iba a ser la única meta de la Escuela de los Campeones, pues pronto estaban dispuestos a lograr la libertad para todo el reino. 
lunes, 25 de noviembre de 2013 0 comentarios

Eras la sincronización perfecta de pasión y humor.

Para qué mentir diciendo que no habíamos planeado nada. Al igual que una fiesta sorpresa, pero resultamos ser nosotros dos los homenajeados. Recuerdo como no podía creer que aquello fuese a pasar. Pero al final nos acabamos quedando a solas.
+ ¿Y ahora que hacemos?
Sé que eso fue lo único que conseguí pronunciar. Tú sin embargo, intentaste llevar las riendas. Tampoco tenías ni idea, pero eso era precisamente lo que más me gustaba.
Me cogiste de la mano y me dijiste "vamos". Ni nos miramos.
Te sentaste en la cama y yo te imité. `
- ¿Cómo se hacen estas cosas?
+ No lo sé, yo tampoco lo he hecho nunca.
- Supongo que habrá que besarse... Y lo demás saldrá solo.
Entonces se lanzó sobre mí y me dejo caer sobre la cama. Me besaba. Sus labios estaban fríos y un poco cortados. No fueron unos besos como los que ya había probado a lo largo de toda mi vida. Creo que fue la primera vez que besé de verdad (y por desgracia la única). Recuerdo como su brazo derecho se apoyaba sobre la cama para mantenerse de lado, y cómo su mano izquierda me recorría el cuello. Me fue acariciando la frente hasta llegar a los labios y entonces se retiró.
Por un instante, comprendí todo aquello que había oído hablar sobre la posibilidad de que se pare el tiempo. Y creo que fueron dos minutos relativos. Lo vi en sus ojos. Me vi en sus ojos. Sabía que me quería y que me estaba dando lo que nunca le había dado a nadie. Pero también sabía que todavía me escondía algo que no era capaz de decir.
No vi ojos más bonitos. Y mira que he visto paisajes espléndidos. Mira que me gusta la lluvia y la noche pero nada se compara con aquellos ojos marrones que me observaban desde arriba. Cálidos. Al contrario que el dedo de su mano izquierda, que seguía paseándose por mis labios.
Entonces no era consciente. Pero sé que le cogí de la camiseta (verde, por cierto - él sabía que me encanta el verde) y lo atraje hasta mí. Volvimos a besarnos. Su cuerpo estaba frío. Lo notaba porque su mano descendió y noté como ascendía por mi cadera hasta pararse justo antes de llegar a mi pecho. A la vez dejaba de besarme para mirarme una y otra vez a los ojos, como si me estuviera pidiendo a gritos permiso para algo que jamás llegaría a hacer.
Me desabroché el sujetador como pude. Tus manos recorrían ahora mi zona baja de la cintura. Camiseta negra transparente, ropa interior verde y shorts vaqueros. No me volví a poner esa ropa nunca más. Demasiados recuerdos.
Recorrías mi cuello con tu nariz y de vez en cuando lo humedecías con tu lengua. Solo recuerdo oír gemidos y algún que otro "¿Lo estoy haciendo bien?". Mi respuesta a esa pregunta fue un simple "Te quiero". Y no es tan simple, porque nunca me había atrevido, a pesar de los años que habían pasado, a decírtelo en persona. Al oído. En una cama. Con tus labios no a dos centímetros de los míos, sino en los míos.
Y así pasamos no sé si fueron dos, o tres o las horas que fuesen porque no me importaba llegar tarde a casa. No me importaba nada porque solo quería quedarme pegada a tu cuerpo. Sentir tu respiración. Que siguieras riéndote de mis jadeos y de mis "Oh dios...".
Eras la sincronización perfecta de pasión y humor. Eras todo lo que necesitaba en mi vida.
Y bueno, he intentado olvidar esta escena millones de veces, pero una o dos veces al mes siempre vuelve a venir a mi mente. No sé si fue el mejor o el peor momento de mi vida.
Sin duda, no volví a besar de nuevo como había besado aquella vez.
Sin duda, no había visto unos ojos nunca como había visto aquellos ojos.
Y no me importa todo lo que hubiera podido haber pasado. Lo único que me importaba era tu cuerpo. Tu cuerpo que no estaba sobre el mío sino que estaba en el mío.
Y no hacía más que sentirme increíblemente completa, como si me hubieran rellenado por dentro.
Sentía unas inexplicables ganas de llorar.
Y aún las sigo sintiendo.
A veces me miro en el espejo y pienso que tú lo tocaste. Que no quise que otro lo tuviera, y aquí sigo. Esperando volver a sentir lo mismo. O mejor dicho: esperando volver a besar de verdad.
sábado, 23 de noviembre de 2013 0 comentarios

(De estas cosas que escribes y nunca publicas, pero te las encuentras al cabo de los meses)

Dejarse llevar sigue sonando demasiado bien pero nada. No hay manera de olvidar todo lo que está pasando y centrarse únicamente en lo que quiera venir, sin mirar atrás, sin darle vueltas a esos casos perdidos sin solución. Buscando el mapa de un tesoro que ni siquiera sabes con certeza si existe o no. Perdido en medio del mar sin tener un motivo por el que querer volver a pisar tierra: así es como me siento. Quizá tan solo basta con ser yo y dejar que el tiempo pase, que sea lo que es destino quiera que sea. Pero es que yo no estoy hecha para esperar. Yo no puedo sentarme de brazos cruzados viendo como hablas de otras y dices que ojalá ellas contigo. No puedo ver como te vas, desapareces del mapa hasta quien sabe cuando y te dejo ir. ¡No quiero! Quiero volver a mirarte a los ojos y que se pare el tiempo, quiero que sonrías cuando hago cualquier tontería. Quiero que no te olvides de darme las buenas noches aunque no hayamos estado hablando y que me hables sin motivo simplemente porque quieres. Quiero que cuando caminemos no se rocen nuestras manos y las acariciemos de vez en cuando, si no que quiero que vayamos juntos de la mano y convirtamos el mundo en nuestro. Qué mas dá lo demás. Pero tampoco quiero enamorarme.

Querido diario, queridas divinas, querido mundo. Quizás debería aprender de las olas. Que vienen con todo lo que tienen, se rompen y se van. Quizás debería poner las cartas sobre la mesa, arriesgar. Pero tengo miedo tanto de ser rechazada como de sentir un vacío al no soñar con dormir con nadie.
lunes, 18 de noviembre de 2013 0 comentarios

.

Me lo merezco, pero tan solo pido una segunda oportunidad. Y no me apoyo en mis problemas, ni en mis penas, ni en mis malos días. Me apoyo en las risas, en los cafés, en nuestros secretos. Tan solo pido eso. Prometo no volver a fallar. 


Lo siento.
sábado, 16 de noviembre de 2013 0 comentarios

Esto no se había acabado aquí.

Recuerdo que era un veintiséis de enero de un año llamado dos mil trece. Y no tiene más explicación lo que hice. Simplemente estaba cansada de ir detrás tuya. De que todo saliera mal y solo fuera yo la que hacía por arreglarlo. Estaba cansada de que mis letras se resumiesen a ti, a tus ojos, a tus besos y a tus maneras. Incluso al lunar de tu cuello, que aún recuerdo que estaba en el lado derecho. Y de tus trece defectos también me acuerdo. Odiabas los martes. Pero yo amaba que odiases las cosas, porque te veías tan diferente cuando te enfadabas... A veces los impulsos nos marcan toda la vida.

+ Tengo que hablar contigo
- Dime
+ Tú sabes que ya ha pasado mucho tiempo, que han pasado muchas cosas...
- Sí
+ Pues quiero que todo esto quede aquí. No puedo seguir luchando. Te juro que lo he intentado de mil formas diferentes pero no puedo más.
- Pero... No te entiendo.
+ Que no me vuelvas a hablar, que no me mires tampoco. Quiero que hagas como que no existo. Que te olvides de todos estos años, porque yo no puedo seguir así. Hay que cortar de raíz.
- ¿Tenemos que dejar de hablar?
+ Lo siento. 
- ¿Me das un abrazo?
Y en ese instante creo que rompí a llorar. Creo que fue el momento en el que más dolor sentí en mi pecho. Creo que estaba punto de ahogarme, pero...

+ No.

Y corrí lo más rápido posible, aunque se me hicieron eternos los 10 metros que nos separaban ahora. Donde una parte de mí tan solo deseaba que hubieras corrido detrás mía. Que me hubieras frenado y me hubieses abrazado sin más, como otras tantas veces. Otra parte de mí tan solo deseaba que desaparecieses para siempre.

Esto no se había acabado aquí. 

Desde entonces sigo viéndote todos los días y en todas partes. A veces no dueles nada, siempre suelo decir que te he olvidado. Pero a veces vuelves en canciones, en lugares, en fechas marcadas de rojo en el calendario... En la marca de mis refrescos favoritos o incluso en la boca de los demás.

Esto se hace eterno. Se ha convertido en rutina eso de llorar por ti cada mes como si te hubieras marchado para siempre - aunque una parte de todo esto asunto afirma que sí -. Aunque bueno, ya no me despierto buscando tu sonrisa en mis labios. Le quité tu nombre a mi almohada, quemé las cartas, las fotos... Borre tu número, obviando que sigo sabiéndomelo de memoria. Qué más da. Sigue estando ahí.

Y es un dolor pesimista y nada pasajero. Quema por dentro y a veces escuece. Es como soltar todo el aire y quedarte unos segundos sin volver a respirar, evitando pensar en nada y sintiendo ese quemazón en el estómago. Notas como se contrae tu pecho, y en ocasiones incluso te arden los ojos. Cansancio - te dices-. Otra vez - admites.- 

También sigo evitando las puertas de los bares, los bancos de los parques más cercanos. Todavía sigo aligerando el paso cada vez que paso por aquel par de árboles y dos farolas que pusieron fin a la historia. A nuestra historia.

0 comentarios

Dolía porque duele más cuando sabes que tras ese 'adiós' ya no estará ese 'hola'.

Dolía porque no era un adiós de 'te veo a la tarde'.
Ni siquiera te vería mañana.
O te vería, pero no de la misma manera.
Ya no te buscaría para no atreverme a decir nada.
Se acabaron las excusas para decirte cualquier cosa.
Sabíamos que dolería, o sabías que me dolería.
Dolía porque era un adiós de 'hasta nunca'
De esos que dices cuando se muere.
O de esos que ni se dicen porque ya se ha muerto.
Pero lo dijimos, a pesar de ser recién difuntos.
Difuntos de una historia que parecía de dos.
Dolía porque duele más cuando sabes
que tras ese 'adiós' ya no estará ese 'hola'.
jueves, 14 de noviembre de 2013 0 comentarios

Bucle

¿Por dónde empiezo?

Te lo debo todo. Así, sin más.
El primer golpe. El que más duele.
El que más marca. El que hace madurar.

Saber que todo tiene su recompensa.
Ser capaz de aguantar lo inaguantable sabiendo que habría un final.
Sólo por saber a qué sabe la felicidad completa.

Las primeras confusiones. Las primeras taquicardias.
Las primeras ganas de tirar la toalla.
Es que estrené sentimientos por todo lo alto, ¿verdad?

Sentir que me faltaban muchos tornillos. Pero no los buscaba.
Descubrir que tengo/tenemos una flor en el culo.
La que nos hubiera caído...

Entre realidad y ficción hay una fina línea, mucha gente quiere atravesarla porque creen que al otro lado está lo que más quieren; mentira.
Bueno, sí, por estar, está, el problema es cuando vuelves.
Que todo te parece una puta mierda. Que te estancas.
Que crees que ya no vale la pena intentar nada más, total, no estará a la altura...

Y desde luego que no lo está. Pero ignoras ese hecho y vuelves a rehacer tu vida.
Y parece que lo consigues, aunque haya pequeños altibajos.

Pero siempre queda un remanente.
La fina línea no se acabó de cerrar bien y hay un pequeño rayo de luz que te intenta cegar en cuanto bajas la guardia.
Que te recuerda que nada volverá a ser igual. Que te vas a pasar el resto de tu vida obviando la verdad, por tu propio bien. Porque si no...

Y eso que me mentiste. Y eso que no te tengo en un pedestal.
Y eso que fuiste un cobarde.
Y eso que eres increíblemente maduro a la par que un estúpido adolescente hormonado e irracional.
Pero tengo que reconocer que he aprendido del mejor.
Soy imbécil, visceral, pero al menos los golpes no me duelen tanto (pues menos mal...)

¿Quieres otro defecto?
Has hecho que me tome a la perfección la famosa frase [...] tropezar dos veces con la misma piedra.
¿Dos? Infinitas. Oh, espera, que vuelvo a ser la excepción que confirma la regla.

Si te soy sincera, no sé si darte las gracias o darte un puñetazo.
Gracias por hacerme vivir en aquella nube en la que creía que ambos vivíamos pero realmente estábamos un holograma de ti y mi persona.
O darte un puñetazo por haberme transformado en una persona jodidamente inestable y exigente que no va a llegar a cualquier meta que se proponga; más que nada porque son inalcanzables.
Y como te rías de mí - para variar - y me sueltes un impossible is nothing te la cargas de verdad.

Que hayas cumplido uno de mis sueños no te da derecho a decir que conseguiré todo lo demás. Pues no.
Lo peor de todo es que cuando estoy en problemas pienso: Vale, ¿qué haría él? Seguro que él tomaría la decisión correcta.

Pues de decisión correcta nada. Otra mentira más. Fui yo la que tuvo que mantener la mente fría, ¿o es que ya no lo recuerdas?
Es tu decisión. Yo la respetaré, yo haré lo que tú digas. Vaya puñetazos helados soltabas contra mi estómago chaval.
Una niñata de 15 años con un cerebro y una voluntad tan maleable no puede tomar tales decisiones.
De hecho, yo creía que iba a encontrar más estabilidad. Que me sabrías llevar por el camino correcto.
Un Vaya estupidez, anda niña despierta que tienes muchos pájaros metidos en la cabeza. ¿De verdad creías que iba a fijarme en ti? Sinceramente no tengo ganas de que me peten el culo en la cárcel. Bájate de la nube y deja de fantasear con mayores, vuélvete una zorra como todas las de tu edad, y aunque te conviertas en una persona que no sabe qué es el amor, al menos no te harán tanto daño. Créeme, conocer el amor es precioso y a la par demasiado doloroso. Mejor vivir en la ignorancia. Que te olvides de mí, ¿te ha quedado claro? me hubiera bastado. Y quizás ahora sería más (¡o MENOS!) puta pero no viviría en un agujero negro.
Quería que yo fuera la madurez. Quería sentirse menos culpable.
Quería seguir cagándola sin tantos remordimientos. Quería hacer aquello que no hizo cuando pudo.
Vaya estupidez.

Pero para estúpidos, aquellos que me juzgaron. Y sudé de ellos. Que les den por culo. Fui egoísta. Y lo sigo siendo. Así me ha ido, ¿verdad Nº 2?
¿Ves? Eso es bueno. Te acabas de ganar un minipunto, pero no te emociones.

Los años pasan y sigo resentida.
No, no te asustes, tenía muy claro que nunca habría un futuro prometedor entre nosotros.
Pero, para qué nos vamos a engañar, lo manejamos como el puto culo. Y nos salió bastante bien, fíjate tú lo caprichosa que es la vida. Que nos manipuló como le dio la gana.
Y no hay daños externos. Pero vamos, mi interior está que da asco.


Como si no te hubieras dado cuenta, porque te estoy diciendo que te lo debo todo, te debo lo que soy.
Claro, en la época del pavoncio máximo, cualquier acto me marcaría y fijaría mi forma de actuar. Así pues, viniste en el mejor momento, enderezaste mi futuro, me enseñaste a vivir del amor.

Pero a la par te lo echo todo en cara. Porque dejaste un listón muy alto. Porque, joder, quieras que no, siempre hay una maldita chispa, ese incordio de rayo de luz que aparece de la nada y te recuerda por todo lo que has pasado.

Que no me arrepiento de nada, eso que quede claro.
Sólo es que... me he quedado un poco tocada, con el masoquismo acentuado y con ganas de salir de este pozo (o eso creo).
Daños irreversibles.

Pues como te dije aquel fatídico día, sabíamos que esto iba a acabar pasando.
Sabíamos que íbamos a poner un punto final, o al menos intentarlo. Sabíamos y sabemos que esto nunca acabará, aunque cada uno siga por un camino distinto.

Pero eh, de verdad, gracias por haberme hecho mejor persona.
Gracias por haberme enseñado a querer de la mejor forma: superando los peores obstáculos.
Creo que, gracias a ti y todo lo que has comportado, puedo morir tranquila.

Y, de forma rotunda, te digo que eres la primera y serás la última persona de la que me podría pasar horas escribiendo y nunca acabaría de contar todo lo que has significado en mi vida.

Pues bien, ahora la vida sigue.
Y sí, asústate, porque alguna vez que otra apareces en mi pensamiento.
Más que nada, para intentar dirigir a esta cabecita loca al lugar correcto.

Tenemos un largo camino que recorrer, entonces.

¿Ilusionarme lo justo? Los cojones.
Somos el mayor par de masoquistas jamás habidos y por haber... and this is jackass.
domingo, 10 de noviembre de 2013 0 comentarios

Hoy marco un antes y un después

Y sé que lo he dicho veces, y lo he escrito otras cientas, pero es que hoy sí marco un antes y un después en mi vida, hoy se pasa de negro a blanco y de quiero a puedo y lo hago y todo lo que conlleva. Que si lo he escrito miles de veces será porque siempre he llegado a la misma conclusión. Y es que hoy me siento con todas las ganas de comerme el mundo, de explotarlo todo y saltar al inmenso vacío, de que se me quemen las yemas de los dedos y no sentir ni un poco de frío.
Y es que al fin y al cabo es siempre la misma historia, intentarlo, caerse y levantarse hasta conseguirlo. Y ya está bien de ir siempre con una débil sonrisa, con dos fracasos a la espalda y miles de miedos en cada zancada. Que si hay que aprender a volar yo no voy a hacerlo desde la copa de un árbol, sino que lo haré desde la cima más alta. Que ya me da igual escribir bien o mal, pasarme a pensar o a sentir. Que escriban lo que quieran los dedos porque es que voy a explotar. Que nunca me sentí tan bien después de que algo fallara tantísimo.
Abuelo, hermano, amigos, lo juro. Lo juro por los cigarros, por las noches en vela y por las cicatrices. No habrá ni una más. Que se acabó. Me da igual que haya golpes, que haya días malos, voces, gritos, miedos, que mis planes se deshagan o que alguien intente hundirme. Voy a salir adelante y ¿sabéis cómo? Con una puta sonrisa, con miles de risas y de desafíos al mundo. La música me acompaña, los libros me necesitan y tengo los pies en la tierra: un sueño por cumplir, unos amigos contados, y ganas de comerse el mundo.
Y no hay más. Así soy yo. 
Aunque normalmente diría que quizá mañana cambie de opinión.
Pero es que esta vez estoy decidida. 
Hoy marco un antes y un después.
Un aquí y ahora.
Un para siempre y hasta nunca.
Un que le follen a los problemas.
No quiero ser otra que no sea yo. 
Y nadie lo va a impedir.
¿Bailamos?
miércoles, 6 de noviembre de 2013 0 comentarios

Explosión.

¿Y si en realidad todo lo que estamos viendo es nuestra imaginación? ¿Y si en realidad no estoy escribiendo en ningún lado, ni he estado hablando con nadie? ¿Y si la música que escucho no está hecha? ¿Y si la casa, la cama en la que vivo no existen? ¿Y si somos manejados por algo o alguien? ¿Y si estoy en coma y todo esto no está sucediendo? ¿Y si nuestra alma no existiese? ¿Existiríamos nosotros? ¿Existiría la realidad? ¿El deseo, el amor, las ganas, las fuerzas, los sueños? ¿Y si todo es así qué más da lo que hagamos? ¿Y si ni siquiera estoy viva? ¿Lo estoy?
lunes, 4 de noviembre de 2013 0 comentarios

Le escribo al papel lo que no me atrevo a contarle al mundo.

 Nadie entendería lo que es tener ganas de abrazarte la voz, de soñarte despierta. De tener la melodía de tu móvil en mi cabeza y el de tu risa, ojalá a modo de despertador. Que no se si besarte ya o esperar a que salga solo. Porque es que cada vez que miro a las comisuras de tus labios juro que el mundo se acaba. Y es una especie de suicidio, un suicidio por quererte más, o mejor, o cualquier tipo de muerte que tenga que ver contigo. Da igual, sigue siendo sana.
Tengo miedo, de quererte una vez más o una vez menos: que más da. De ser real o imaginario o algo que no tiene que ver conmigo pero que sigue estando. Y no sé si me entendeis. Que es rizo de su pelo, el grueso de sus labios, su risa, su voz en todos los formatos. Que es la forma en la que se enfada y no quiere saber nada del mundo.
Pero es que también son mis miedos, mis inseguridades, mis faltas de autoestima y mi indecisión constante. De ser feliz por haberte enamorado de nuevo después de tanto tiempo, a que algo te destruya inmediatamente. Y no es la cicatriz del pasado. No lo es. No tiene nada que ver con nada. Eres tú. Tu miedo a fallar constante. Tus ganas de darlo todo y a la vez de no querer que te quiten algo. Ese miedo de dar un paso en falso.
El quererte y no saber ni cómo empezar.
Y que todo sea por esos escalofríos que te entran cuando hablas de él, y por esos pellizcos en el estómago cuando esperas respuesta. Y esas lágrimas que nadie sabe por qué salen, pero ahí están. Siempre están.
domingo, 3 de noviembre de 2013 0 comentarios

281013

Es una puta impotencia constante, de no poder hacer nada para solucionar una familia rota, un corazón roto y un sueño que ya está quebrado. ¿Qué coño me queda? Si no tengo a nadie para salir un domingo a la playa, ni para ir al campo ni de vacaciones. No tengo a nadie que me de las buenas noches. Tampoco tengo corazón,parece que en vez de sangre tengo hielo. Hay tanta gente que me ha fallado. La mayoría no sabe lo que es desahogarte y que la gente en la que habías confiado te abandone porque tiene miedo de tus problemas. Y de nuevo sola, nunca hay nadie pero tampoco pueden hacer nada. ¿Y de sueños? ¿Qué motivo hay para intentar volver a luchar? Quizá es lo que quiero, pero no lo que debo. Quizá mi deber es solucionar algo que todavía no sé qué es. ¿Y si todo lo que he luchado ha sido en vano? Probablemente me rendiría. Una parte de mis fuerzas se perdieron en aquellos cafés, en aquellos "objetivo", "subjetivo". Estoy perdida, y no sé encontrarme. Ayuda.
sábado, 2 de noviembre de 2013 0 comentarios

@corazonbajocero

Tal vez todo empezó demasiado rápido. O esa es la sensación que tengo yo, ya sabes, tú y esa capacidad de acelerarme. Todo empezó siendo imposible, como la mayoría de las cosas. Y luego se volvió imposible poder dormir. El precipicio de mis sábanas acomplejadas con tu espalda. Y yo que le daba la espalda al sueño, porque prefería soñar despierto contigo. Y luego vinieron las pesadillas, en las que tú no estabas, lógico. Y luego todo empezó a doler menos, o por lo menos me acostumbré a vivir con tantos imposibles que cada día era un enfrentamiento conmigo mismo. Y a la vez ese sentimiento, no sé, a veces pensaba que me estaba volviendo loco, que cómo podía sentir tanto por alguien que no sentía nada. El mundo y sus contradicciones, y nosotros seguíamos siendo algo utópico.

A veces pienso, cuando echo la mirada atrás, que no hemos sido tanto, que hemos vivido más en mi cabeza que con los pies en la tierra. Y, quizás, toda nuestra historia de persianas bajadas, de música a tope, de películas a medio acabar, de sábanas deshechas, de sueños por el día y de nosotros por la noche; toda nuestra historia, toda esta triste historia sólo puede contarse a través de tus ojos. Esta es la historia de cómo tus ojos no supieron mirarme.
lunes, 28 de octubre de 2013 0 comentarios

Carta a mi mejor amiga.

¡No te haces una idea de lo tanto que te extraño!

Mi princesa, mi niña, mi hermana. Ahí estabas tú cuando no podía continuar, a veces, tampoco me quedaba nada. Tú eras mis castigos, mis escapadas de casa y a la vez de este mundo que me destruye. No siempre juntas pero ahí se quedó la cosa. Hoy especialmente te echo de menos. Si bien es cierto que te perdoné, también lo hiciste tú. Y es que me arrepiento de haberte odiado tanto, de haberte querido matar tantas veces y destrozarte la cara, al igual que tú hiciste con mi vida. Pero suena irónico que personas que te hagan daño te quieran tanto. Y es que es así: una de cal y otra de arena. Tú siempre entendiste mis poemas, y mis letras, y mis metáforas y cualquier cosa que yo te dijera. Amaba que me hablaras para contarme cualquier tontería, mientras pensaba que eres totalmente idiota y que estabas aburrida: no tenía tiempo. Tu sonrisa de por las mañanas, tus buenas noches, y esos cambios de clase en los que a veces no te encontraba. Enana... te echo de menos. Levantarme cada día sin saber si te voy a ver o no, no me agrada. A veces me pasa algo y, no te lo niego, todavía no me acostumbro a que no estés aquí, así que voy a buscarte pero nada... No te encuentro. Otras veces tan solo me quedan tus fotos, tus cartas, nuestras pulseras y un par de canciones antiguas. Si te digo la verdad, tengo miedo de que esto acabe. Y te pido perdón por descuidarme, y a veces no tener tiempo para ti, echarte de menos en silencio... Ya me conoces. Ojalá pudiera volver atrás. Ojalá pudiera volver a poder abrazarte de nuevo cada día, llorarte de vez en cuando en silencio - tú ya me entiendes, no hace falta que hablemos -, tomar el sol en el parque o no hacer nada directamente. Sé que las cosas no cambiarán, tú lo decías después de yo haberte convencido tras muchas lágrimas.

Te echo de menos, hermana.
viernes, 25 de octubre de 2013 0 comentarios

Parece que no entiendo que no habrá segundas partes.

Le he vuelto a ver y la verdad es que no ha sido fácil. Estoy cansada de mirarle y ver una decepción constante. Dime si es normal que dentro de dos meses y medio hagan cinco años desde que intento olvidarte, y que aún no te hayas ido. Que a veces no dueles pero todavía me permito una noche de cada mes o cada dos para llorarte a solas y en silencio. Que me jode verte ahí, viendo todo lo que eres gracias a mí. Que fui yo la que te vió cuando nadie te había visto. La que te apoyó a cumplir sus sueños y la que te enseñó a luchar por lo que realmente quieres: pero yo no entraba en esos planes. Me duele que lo hayamos sido todo, y nos miremos como nada, o ni eso. Que a veces querría tocarte una vez más, mirarte unas décimas de segundo a los ojos, quizá llorarte... mientras que una parte de mí tan solo intenta odiarte. No me siento yo, es como si me hubieran quitado parte de mi alma, como si ya no pudiera volver a sentir lo mismo por nada ni por nadie. No me he vuelto a enamorar como de ti: que ha habido chicos de tres meses y chicos de semana y media,  pero ninguno vuelve cada noche, o cada mañana. Y es jodido, porque en todo este tiempo no ha habido ni un solo día en el que no haya pensado en ti por la más mínima cosa. A lo mejor, tan solo estoy buscando alguien que ocupe tu lugar. Alguien por quien arriesgarlo todo y luchar sin miedo a nada, dispuesta a esperar, a llorar y a sacrificarse. Pero está visto que esta coraza es demasiado fuerte y no lo consigue.
miércoles, 23 de octubre de 2013 0 comentarios

O tal vez le lloro.

No sé que escribir pero es que siento que lo necesito, que mis dedos se impulsan sobre las teclas como cada uno de los miles de pensamientos que golpean mi cabeza ahora mismo. Y es que me siento tan cobarde y frágil como un niño que acaba de perder su tazo favorito. Corro. Corro como haría él para llorarle a su madre, pero en vez de eso, le escribo al papel - o tal vez le lloro.- pero sin obtener respuesta. <<Era de esperar - me repito - no es algo nuevo>>. Intento convencerme de que las cosas cambiarán pero prefiero no mentir. Sé que seguiré siendo la misma. Seguirán doliéndome las despedidas y seguirán habiendo cicatrices que dejaron de sangrar pero que aún cuesta borrar. Sé que la situación no cambiará. Que siempre que parece que se ha encontrado la solución: ¡Plaf!. Y no era más que una ilusión. A veces pienso en cómo es posible que todavía quede esperanza. A veces pienso en cómo puede depender tu vida de si te tomas un café o no.

0 comentarios

No entiendo como la vida puede depender de si vas a tomar café o no.

No necesito creer en un Dios que me guíe o que me diga que es lo correcto, lo que debo hacer o no; no necesito que alguien me ilumine ni me deje a mi suerte. Sé quien soy y lo que tengo que hacer, confío en la razón y en la experiencia. No ha de haber nadie que eite que me equivoque. No entiendo como la vida puede depender de si vas a tomar café o no. Me pregunto qué es lo que hago aquí si tengo que seguir las normas de un ser que parece ser superior y no hacer mi camino. No entiendo como la vida puede depender de dos o tres caladas de este último cigarro.
sábado, 19 de octubre de 2013 0 comentarios

19

Te juro que no puedo más. Que incluso ya desisto del hecho de escribir para que me entendáis, me limito pues a escribir sin más por si alguien es capaz de verle las orejas al lobo, y por supuesto, escucharme una vez más. Que estoy hecha pedazos, como se diría en cualquier sitio. Que me comen todas las fichas, como si del parchís se tratase. Que es todos los días la misma historia, y no hablo de amores que se han acabado ni de amigos que han traicionado. Que hablo de dolores de verdad, de los que te marcan la vida y te cuestionan el por qué de ella. Que quién soy yo para vivirla, o que por qué estaré viviendo yo lo que me toca vivir ahora mismo. Que me da igual pensar en eso o no pensarlo porque preferiría no pensar. Preferiría huir del mundo, porque mis pies ya están fallando. Os juro que no puedo más. Que se me han quitado las fuerzas para escribir pero aquí estoy: escribiendo un párrafo sin sentido, algo que no transmite nada porque ya no siento nada. No quiero seguir...
martes, 15 de octubre de 2013 0 comentarios

07 10 2013

Que termine ya que quiero salir a fumarme el cigarro que me de la vida a la par que me la quita. Que deje ya de darme vueltas la cabeza esperando unas respuesta a estos días sin gana. De nuevo viernes, y lunes, y así todos los días pero siempre es domingo, siempre es invierno y hace fío. Siempre llueve, siempre quema y siempre sola - y quizá por esto la costumbre de que me guste tanto - pero jamás lo abandona. Que alguien la salve que ya no le quedan fuerzas para gritar, ni para salir, ni para chillar de rabia, de impotencia... de controlar sus latidos.
lunes, 14 de octubre de 2013 0 comentarios

Había dejado de contraerse

Se detuvo el tiempo y creo que me quedé toda la vida a dos centímetros de tu boca. Ya no sé si el corazón me latía tan rápido que había dejado de contraerse o es que se había parado definitivamente. Entonces maté la distancia, la rompí, sin hacer ruido, y los dos centímetros de tu boca se consumieron. Podíamos haberlo vuelto a intentar, y haber vuelto a fracasar, y no habernos importado nada. Pero ahí estaba yo, llamando a la puerta para decirte adiós: abre. O asómate a la ventana, qué más da. Te sonrío y me voy, para que sepas que, sino enamorarme, al menos sé sobrevivir.
jueves, 10 de octubre de 2013 0 comentarios

A tiempos desesperados, medidas desesperadas.


martes, 8 de octubre de 2013 0 comentarios

7

Huyamos. Huyamos a un mundo donde no exista ni la alarma, ni el deseo, ni el dolor. Que solo existan las ganas de ser mejor y la fuerza de luchar por tus sueños. Que yo lo único que he estado buscando todo este tiempo ha sido la solución para algo que no tenía cura. Que nunca quisimos cambiar pero es lo que mejor hicimos. Nos convertimos en todo aquello que no queríamos ser. Nos dejamos llevar por la situación y nos acostumbramos a maquillarnos de sonrisas fingidas. Pero nunca nos dimos cuenta de que toda obra de teatro termina - a pesar de que la nuestra no lo hacía ver - tarde o temprano.
Quizás sea verdad que cuando estás hundido ya todo lo demás solo puede ir a mejor.
Pero es que es como el que dice que un cigarro que ya está apagado puede volver a encenderse.
Hay cosas que no tienen marcha atrás, ni mejora; tan solo aceptación. ¿Y con eso que se hace?
¿Y si nos limitamos a no pensar?
Quizás ese fue el error, y es cierto: por huir terminas ciego. Y cuando te das cuenta es demasiado tarde.
Y no te quedan ni ganas, ni fuerza, ni esperanza.
Para qué negarlo.
A mí ya no me queda nada.
domingo, 22 de septiembre de 2013 0 comentarios

Por qué y hasta cuándo de todo.

Un día te das cuenta. El tiempo ha pasado y sigues en el mismo lugar de siempre, y todo lo que eso conlleva. Sigues teniéndole miedo a las despedidas y sigues sin saber si existen finales felices. Sigues esperando y desesperándote, y aprendiendo a rimar insomnio con nicotina. Las noches se convierten en jaulas y los días te matan sin pedir permiso. Un día te das cuenta de que estás tan vacío por dentro que solo de pensarlo te entra vértigo. Y es que no has conseguido nada ni a nadie que consiga hacerte sonreír como si el mundo no doliese. Escribes, cierras los ojos, fumas, duermes pocas horas, detienes alarmas y te preguntas por qué y hasta cuándo. Por qué y hasta cuándo de todo. De tu vida, o de la muerte. Pero empiezas a pensar que quizá sea lo mismo. La gente te mira, sonríes y que sabrán ellos de lo de adentro. Que sabrán de tus ganas de vomitar todas esas esperanzas que han caducado y que ahora solo te dan dolor de cabeza. Y cómo sabrán que ese brillo de tu mirada no son ilusiones sino lágrimas que nunca aprendiste a derramar. Gritos embasados al vacío, a tu vacío. Y te pones una canción triste y subes el volumen. Quizás, piensas, mañana todo irá mejor. Pero no. Mañana seguiremos aquí en el mismo lugar de siempre y seremos las mismas coordenadas de un mapa en el que no sabemos encontrarnos. Y así es un poquito la vida, como un concurso de a ver quien muere mejor, o más rápido, o algo parecido: no lo sé. Tengo esa sensación de que nos estamos acostumbrando demasiado a ser precipicios, a precipitarnos. A sonreír cuando nos disparan y a decir que no nos ha dolido. A maquillarnos, a disfrazarnos y a quedarnos muy quietos cuando queremos escapar. A que se nos queden los te quiero en la punta de la lengua y terminen un día, una noche, desangrándonos por dentro. Y así no vamos a ninguna parte. Que yo solo quería deciros que lo más cerca que he estado de vivir fue aquella vez en la que dándole las primeras caladas a mi primer cigarro me atraganté con el humo. Y es triste que pueda llamarle vida a eso y no a todo lo demás. Y ya está. Ojalá venga alguien y nos lleve a ver mundo o a ver camas. O a ver que hacemos con toda esa felicidad que nos debe la esperanza. Cerrad los ojos. Yo no creo en los deseos, pero a veces sería bonito hacerlo.
jueves, 12 de septiembre de 2013 0 comentarios

12s

¿Para qué engañarme más, si sigo estando hecha pedazos por más que gire la cabeza a los problemas?
Estoy triste, muy triste, para qué negarlo. Pero prefiero no llamar la atención. Prefiero no escribirle a nadie y dedicarme unos últimos versos a mí misma ya que a lo mejor esto de aquí dentro se calma un poco. Ayer volví a tener noticias suyas, hace semanas tuve noticias de otras personas, y cada día mi vida cambia por completo al par que se repite la misma desafortunada rutina. Estoy cansada de siempre la misma historia. Me duele estar siempre rodeada de problemas, ya sea en la familia, en el instituto, o en las relaciones. Es horrible saber que has pasado cerca de cuatro años dándolo todo por una persona, decidir cerrar las puertas; dejar que entre aire por las ventanas y continuar tu vida, como si nada. Pero de repente vuelve. Y al cabo de los meses - que no hablo de dos ni tres, sino de casi un año- se convierta en una especie de odio a causa del asco, del rencor, de la rabia... A veces llegan personas a tu vida que te dejan cicatrices, que sí, que son solo marcas, pero ahí está el quiz de la cuestión. Que esas marcas son para toda la vida. Parece que fue ayer cuando te despertabas ilusionada sabiendo que por la tarde le verías o que por la noche hablaríais, cuando que te tocara en el mismo grupo de clase era la mayor suerte de tu vida y tomabas como destino la casualidad de llevar la camiseta del mismo color. Su olor, la forma en la que atendía a la pizarra, incluso la forma de  colocarse la camiseta, te la habías aprendido de memoria: te encantaba. Sus problemas eran tu perdición. ¿Recuerdas la de veces que le has dicho a todo el mundo que como alguien se atreviera a tocarle le ibas a partir la cara? Parecías su madre. Después de mucho tiempo llegaron los besos, los abrazos,  y más allá. Los planes de futuro que se perdieron, se quemaron, o qué se yo. Si hacía algo mal te culpabas a ti misma, solo querías no perderle, mantenerle toda tu vida, porque ese es el tiempo que querías estar junto a él. Le ayudaste a conseguir sus metas, llegó a cumplir sus sueños gracias a las miles de charlas que le diste hasta las tantas de la madrugada y por fin reunió valor, y protegió su sueño. - "Si tienes un sueño, tienes que protegerlo" le decías siempre -. Pero al final pareciste estar equivocada. Aquellas conversaciones en las que te juraba que no llegaria nadie mejor que tú se quedaron en el Whatsapp. Al final resultó siendo todo lo contrario y justamente te enteras de la verdad al cabo de los años, volviendo a golpearte todo el cúmulo de noticias. Los 'te quiero' que te decía a ti, los sustituía por 'esta niña es tonta' para sus amigos. 'La tengo en la palma de la mano', 'puedo hacer con ella lo que quiera'. Y es cierto, decías la verdad.
A fin de cuentas me alegro. Me alegro de que hayas sido en error más en el camino. Aprendí que las cosas no son como las pintan ni siquiera aquellos en los que más confías. Lo mejor es ser distante con todo el mundo, no esperar nada de nadie y evitar encariñarte de las personas. Si alguien me quiere, luchará por mí, ¿no es eso cierto?. Quizá te perdí a ti - o me perdiste - y me quedé con el orgullo que había entre medias.
El mundo se me cae cada día un poco más. Vuelven los estudios - por fin algo a lo que aferrarme para dejar de pensar -, los problemas en casa también. Decir adiós a un hermano que pronto marchará a hacer su vida...
Pero bueno, en esta vida todo es un continuo adiós.
Y si me preguntáis que como estoy ahora, tan solo podré quedarme callada. Para que mentir. No estoy pasando mi mejor momento. No encuentro ningún apoyo porque sinceramente no son problemas con solución. Tan solo me apetece tumbarme en la cama y llorar muy fuerte, o buscar algún sitio -que jamás encontraré a este paso- para poder gritar muy fuerte. Tal vez solo me haga falta lograr conciliar el sueño por las noches sin pensar ni una vez en ti. Dejar de decir que te he olvidado y que ya no dueles nada cuando no haces más que aparecer por mi cabeza, día sí, día también. Y es que esto es un continuo infierno. Una pesadilla de la que parece que jamás podré escapar.
Hay algo de lo que estoy segura, y es de no dejar que nada ni nadie me cambie. Lo mejor será no confiar en nadie a partir de hoy, ya que he aprendido que todos, absolutamente todos te la acaban clavando. Sonreír en público y volver a romperse los nudillos a solas. Que vuelvan las cicatrices si eso lo sana todo. No quiero a nadie en mi vida. Quiero estar sola si sola todo estará bien.
domingo, 1 de septiembre de 2013 0 comentarios

No queda nada.

No queda nada de lo que fuimos.
No queda nada de agosto, y aunque suene extraño, tampoco de septiembre.
No queda otoño y ni siquiera ha empezado.
No quedas tú, ya no nos queda nada.
Ni una botella vacía, ni una colilla apagada.
No quedan los besos que antes no dábamos.
No queda la lluvia, ya se ha secado.
Se ha ido el verano, al igual que tus manos.
No nos queda nada.
Ni una carta rota, o quemada, o arrugada.
Ni tinta en el tintero.
No nos queda ni oxígeno.
Ni guitarras ni notas desafinadas.
Ni golpes, ni ruidos, ni entrañas.
Ni comidas silenciosas, ni noches a voces, ni llantos horribles.
Se ha ido, no nos queda nada.
No nos queda nada porque se ha ido.
Y se ha ido al no quedarnos nada.
Ni círculos viciosos, ni noches en vela.
Ni escribirle a él, ni escribirle a ellos.
Se apaga, se consume, al igual que la vida.
Se acaba al igual que una vela,
al igual que el verano, al igual que la nieve,
al igual que una tormenta, incluso igual que la muerte.
No nos queda nada.
0 comentarios

Maratón

Era yo la que quería levantarse contigo a su lado, con el único pretexto de hacer el amor toda la noche y levantarnos a besos, entre tostadas de tomate y cafés recién hechos. Era yo la única que pretendía encontrarte en cada rincón, no importaba el día, ni la hora. Salir para no encontrarte con nadie con la única esperanza de encontrarte por casualidad. Pero casi nunca estabas. Nunca hubo nada, sino era tiempo. Tiempo sí que hubo, y mira que lo aproveché. Fue como correr un maratón sin previo entrenamiento. A mitad del camino quise abandonar pero tuve en mente que tan solo faltaban un par de metros más, que al siguiente movimiento sería un jacke mate. Sabía que podía apostarlo todo porque ese era mi último movimiento. Y finalmente llegué, rompí la cinta de la meta y te conseguí. Pero no fue como esperaba. ¿Qué sentido tiene ganar una maratón si al llegar a la meta se te para el corazón? Y eso fue lo que nos pasó. No tuvimos tiempo de llegar a ser nada. Tan solo dejaste una cicatriz enorme.
0 comentarios

Besos a secas

Parece una condena esto que me tiene aquí presa. Parece mentira como eres capaz de escribir alegando que le has olvidado porque alguien más ahora te hace sonreír, incluso te da nuevas ilusiones cada vez que abres los ojos. Y que triste es que se vuelvan a ir, y que te dejen ilusionada, al igual que lo hiciste tú. Y que por mucho que escribas y grites que le olvidaste, parezca que el mundo solo gire en tu contra, que todos los caminos bifurquen en el mismo mar donde te perdí. Que todas las historias comiencen de tantos modos distintos, que parezcan tan perfectas pero que acaben en la misma mierda, en el mismo desperdicio, entre un montón de mensajes de texto rotos, entre un montón de besos a secas y de lágrimas inesperadas. Y eso es todo, siempre acaba terminando así. No importa de la manera que empiece.
0 comentarios

Que no se te note.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se note.
Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.
Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final. 
A partir de ahora, tú tranquilo, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.
Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonto y disimula.
Haz ver que me olvidas.
Y me acabarás olvidando.
De verdad.
sábado, 31 de agosto de 2013 0 comentarios

.

Querido yo de dentro de un par de años.

Quizás la solución a todos tus problemas hubiera sido escribir esta carta muchísimo antes, lo sé. Pero ni siquiera se te pasó por la cabeza. No entendías que para seguir adelante no hay que olvidar, sino aprender y recordar sin que duela. No sé cuando leeré esto, ni siquiera sé si recordaré leerlo. Pero tan solo quería decirte que te has equivocado en muchas ocasiones, que la solución no estaba en las cicatrices, tampoco en un par de cigarros y por supuesto, mucho menos cerrándote en un par de libros con el sonido de la lluvia de fondo. No lo era. Pero creías que sí, y esos pequeños detalles siempre cambian el futuro. Por eso estás aquí, con un par de días menos de vida que hace apenas unos años. Tan solo quiero recordarte que sigas siendo tú, es lo que quiero ser ahora. No dejes que nunca, nada te cambie, ni siquiera tus gustos musicales. Sé tu misma en todo momento y sobre todo confía. Confía en tus amigas, en tu hermano, en la gente que te quiere con hechos. Sé que nada es para siempre y sé que lo seguirás pensando a lo largo de tu vida pero intentemos hacerlo lo más largo posible. Recuerda que no quieren verte guapa, que lo que quieren verte es con una sonrisa de oreja a oreja. Que tan solo tienes que conseguir ser el alma de la fiesta, que se note tu presencia, pisar fuerte y no dejar que te hunda nada ni nadie. Esa es la clave para hacerse fuerte. Y respecto a las personas que te fallaron, sé que ahora mismo te acaba de venir alguien a la cabeza. Si, el de siempre. El de toda la vida. El de la cicatriz cerrada que no para de bombardear. Déjalo estar. Lo conseguiste. No lo olvidaste, pero lo recuerdas sin que duela. Y ya sabes, siempre hay que arriesgar aunque no tengas ninguna posibilidad. Nunca te marches de un lugar sin haber dicho tus últimas palabras. Nunca dejes de escribir.
viernes, 23 de agosto de 2013 0 comentarios

"Lo mejor es no esperar nada de nadie"

¿Cómo ser fuerte? Los días pesan más que nadie, el tiempo es relativo al no estar contigo. La mínima coincidencia parece alegrarme pero para qué ilusionarme... La historia ha acabado, tan solo queda ser fuerte.
Luchar suena demasiado bien en las películas donde todo sale como se espera, donde no hay malos entendidos ni dudas. Pero dime, ¿cómo se supone que se lucha cuando no puedes agobiar a alguien? ¿cómo se supone que se lucha cuando una persona está demasiado lejos? ¿cómo se supone que me necesitarás, si ni siquiera nos miramos ya?.
Díselo al tiempo, que quizá la culpa la tenga él.
Lo siento pero no tengo paciencia. No sé esperar algo que no llegará. No puedo dejar de mirar al pasado y ver esta historia reflejada en otra. No se puede escribir un libro y pretender que tenga éxito, cuando se parece a otro que no lo tuvo. (Siempre se puede mejorar...)
¿Y si serte sincera fuera la clave de todo esto?
Tengo miedo de volver a fallar, de volver a entregarlo todo y quedarme sin nada, destrozada, sin más que una hoja, un lápiz y mil palabras en mente explotando a cada susurro. No quiero más cicatrices. Aunque eso es algo que nadie entienda.
O te va todo muy bien, o te va todo muy mal. Pero cuando todo va mal, nada puede ir a peor.
Quizá sea más fácil dejar que todo pasa, decir la verdad, contarte que me volvió a gustar alguien, que he vuelto a darle vueltas y vueltas a una almohada caliente. Que he tenido ese cosquilleo de 'joder, que es hoy, que hoy le veo', y me he despertado poniéndome como la chica más guapa de este mundo. Quisiera contarte que incluso han vuelto mis ganas de cantar, que he vuelto a subirme a la cama a dar saltos y a bailar y me he vuelto a maquillar para salir a la calle. Como las tontas, volví a creer en 'te quiero's que se dicen demasiado rápido y sin pensar. Pero que culpa tienes tú, si a penas nos hemos visto un par de veces, si no hace ni dos meses que nos conocemos. Llámame loca, o más bien llama loco al momento en que empezamos a hablarnos.
Mis días se basan en un si voy a verte o no. Si quiero salir para no pensar con la excusa de si te encuentro por la calle. O si no quiero salir porque no me apetece recordarte.
El problema está en que me hice demasiadas ilusiones. Planeé, como una tonta, demasiadas historias. Creí que te tenía. Y es cierto: "Lo mejor es no esperar nada de nadie".
Hoy, tan solo me ampara mi sacrificio.
jueves, 22 de agosto de 2013 0 comentarios

'Juro que lo dejo'

Y he corrido a escribir igual que corre a llorar un niño cuando ha perdido. Y es que tenía la manía de encerrarme a escribir después de darme de hostias contra el suelo. Y de nuevo estoy aquí, intentando no pensar y conteniendo unas lágrimas que darían lo que fuera por salir a mares pero qué. Promesas que se basaban en no volver a llorar por nadie. Y recuerdos que has tomado por olvidados que golpean las ventanas de tu alma al igual que en una noche de tormenta. Se me hace difícil pensar que quizá esto ha acabado sin darme la oportunidad de decirte todo lo que quería decirte. Te quedaste en unos labios que quería seguir besando. Aunque solo lo hubiese hecho una vez y al día siguiente todo hubiese desaparecido, se hubiese volatirizado al igual que las cenizas que hoy deja mi cigarro.
No te juré darte nada, pero te dije que intentaría no hacerte daño, que podías contar conmigo y esas cosas que todo el mundo dice, a pesar que siempre he sentido que yo las decía de verdad. Y miranos. Eres tú el que no estás y me has hecho daño. No querías, de eso estoy segura.
Quizás fue culpa mía, una niña demasiado hiperactiva, con demasiado pavo y con ganas de que se note su presencia no puede ser para ti. No voy a cambiar.
Al igual que hace casi un año, "lo mejor es darnos un tiempo". Duele.
Ahora estoy con una indecisión de no saber si lo que quiero es seguir queriéndome a mí misma, esperar a que vuelvas porque no te miento, todavía tengo la esperanza de que lo hagas. O si mejor levantarme y empezar a luchar, a esperarte. Yo tan solo quería tenerte...
Si te sirve de consuelo, mis horas se apagan sin tu presencia. Mi humor se ha perdido y ni siquiera soy yo. Lo único bueno es que mis ganas de escribir han vuelto. Al igual que los cafés. Y los  'último cigarrillo, y juro que lo dejo'.
Si te sirve de consuelo, tan solo me apetece dormir porque no aguanto tantas horas sin tus palabras. Que me encantaba discutir de broma y solucionarlo con un "Idiota, te amo" o despertarme con un "Buenos días, princesa". Y no era bonito, simplemente sabías que lo odiaba, y lo hacías para picarme, y cabrearme, y reconciliarnos luego y.
Pero se acabó.
¿Y si te pidiera otra oportunidad?
¿Y si te dijera que no aguanto que llegue el invierno sin poder tenerte cerca?
Tan solo somos un cúmulo de personas, de partidas perdidas, de recuerdos, de cigarrillos acabados y botellas rotas.
Tú, tan solo eres tú.
Tú, mi salvación.

                                                           Dame una oportunidad, por favor.
              Intentémoslo.
viernes, 16 de agosto de 2013 0 comentarios

Cartas no entregadas 2.

Te dibujo con el humo del cigarro que hoy reposa sobre el dedo corazón a la vez que me pregunto que tal te combinarías con un poco de tequila. Un vaso para cada uno. Un reloj que marca las heridas. Unas cicatrices escondidas, refugiadas y apresadas. Unas llagas que lo marcan todo. Escribo con espuma de afeitar tu nombre en el espejo mientras me reflejo. He comprendido que es la única manera de "verte" cerca de mi. Linda cordura, tenebrosa verdad y oscura realidad. Me pregunto a dónde te has marchado. ¿Por qué te lo has llevado?. Déjame caminar en la arena fría y sólida. Déjame no avanzar porque si doy un paso más... Mejor ni hablar.
0 comentarios

Cartas no entregadas.

Me estoy ahogando en la soledad de mi habitación. En esta noche fría de diciembre te echo especialmente de menos. Creí que el tiempo curaría las heridas, y las heridas han empeorado. Creí que te superaría, que saldría adelante, y las únicas sonrisas que consigo parecen máscaras de una danza macabra. Borré tu número pensando, ingenua de mi, que así te olvidaría. Borré el buzón de entrada evitando obviar que tengo memorizado cada mensaje. Llegó el puto invierno y es cierto eso de que una vez que los caminos se bifurcan no vuelven a juntarse Ahogué mis penas en más de una copa y lo único que logré fue saber que el tequila en exceso emborracha. He golpeado las paredes hasta hacer sangrar mis manos. He saltado sobre los charcos hasta dejarlos secos. He mareado a mi almohada dándole vueltas más de una noche y más de dos.He roto los cristales con las yemas de mis dedos y he intentado repararlos con los cachitos de mi cordura.
0 comentarios

Una fecha un tanto alejada

No te das cuenta de que el tiempo ha pasado tan rápido como se escurre el agua sobre los dedos. No te das cuenta de que dejaste hace meses una herida sangrando, que la tocaste en demasiadas ocasiones, pero a pesar de ello ya no escuece. Un día la tocas, intentas incluso que sangre pero es como si tu cuerpo se hubiera hecho inmune a ese dolor. Y ya no lo sientes: ni siquiera duele.
De repente escuchas una canción que era capaz de reventar cada una de tus venas y ya no sientes nada más que desprecio, lástima. Lástima de pensar que un día fuieste tan ingenua de dedicar cuatro versos llenos de sentimientos. Ingenua de creer que la vida podía acabarse en alguien o quizá pararse para siempre en cuanto el corazón de quien amasemos dejara de latir.
Y sí, llámenme estúpida por creer en el amor.
Pero llamenmé lo que quieran, que he vuelto a caer.
Ahora es más extraño. Donde antes solo había buenos días amor ahora solo hay saludos a secas, no hay canciones dedicadas ni noches de insomio. No es romántico ni profundo, pero tampoco triste.
Te acabas dando cuenta de que la confianza se gana y de que no veas como ciega el maldito amor.
La familia tampoco es para siempre. Todo tiene su fin, incluso cuando lo haces más que intentar estirarlo. Al final hace como una goma: se parte. Y el latigazo duele más.
Aprendí a no forzar las cosas.
Pero siempre tuve claro una cosa. No merecía la pena derrochar lágrimas por algo que no tenía solución. Y si la tenía, ¿para qué llorar? ¡Manos a la obra!
Tan solo tenía que confiar en mí misma para lograr lo que quisiese. Y eso es lo único bueno que me llevo de todo esto.
Por lo demás, puedes olvidarte de ser mi mejor recuerdo, o mi mejor fecha, o mi mejor amor o mi mejor amigo. Tan solo fuiste el primero. Olvídate de todo porque yo ya lo he olvidado.
Y que quede claro: un clavo nunca saca a otro clavo.
lunes, 22 de julio de 2013 0 comentarios

Hola, ¿qué tal?

Le das la vuelta a la almohada en busca de que un nuevo soplo a margaritas invada tu cara. Pero no consigues dormir y eso ya se está haciendo rutina. Parece que los sueños, al igual que los recuerdos se han apropiado de tu almohada y ya tampoco consigues dormir. No quieres pensar pero no tienes más remedio que volver a acostarte sobre la almohada a esperar ese insomnio que se enamoró de ti en el momento en el que comenzó a llover en tu día a día. Aquel momento en el que te creías indestructible pasó a ser uno más de aquella mansión de recuerdos que tienes por alma.
Decides amanecer en ti mismo y despertar un nuevo día, te pones la ropa de deporte y comienzas una nueva vida. Cierras la puerta tras de ti y comienzas a correr mientras observar el verde a un lado y a otro. Corres muy lejos y miras muchas caras. Caras que probablemente no volverás a ver en mucho tiempo. O quizá nunca. (Lo que equivale a mucho tiempo). Y es cuando se cruza una mirada y no te despegas de ella.
+ Hola
- ¡Hola! ¿qué tal?
Le contestas sin siquiera estar segura de que esa conversación pudiera tener algún futuro. Y es cierto, no tiene futuro. Agachas la cabeza y sigues corriendo. Tampoco me hubieran faltado un par de cojones. Pero vuelves a casa mientras observas las llaves, con la única esperanza de que se hubieran convertido en las llaves de tu nueva casa al lado de esa persona que acabas de preguntarle qué tal sin ni conocerla de nada.
Pero sigue siendo lo mismo, y tu cabeza no para de dar vueltas. Ni quiera una ducha de agua fría puede hacer perder la consciencia. Sigue siendo de noche y la almohada sigue oliendo a margaritas repletas de recuerdos. Junto con un recuerdo más. Una mirada más. Y lo dejas ir. Y no sabes como va a volver a acabar. Todos los días igual. Siempre lo dejas marchar, y todo se vuelve un poco menos malo. Y lo menos malo se vuelve pasado y de nuevo recuerdos que olvidar en ese mismo pasado.


sábado, 20 de julio de 2013 0 comentarios

No valen excusas

Hoy me he levantado quizás pensando en las pocas ganas que tenía de empezar un nuevo día sin las personas que más quiero a mi lado. Suelen decir ‘pero llega el puto invierno’, pero yo prefiero decir que siempre llega el puto verano, toda la gente se va, cada una en un mes diferente y entonces vuelven las tardes tristes, las de pocas ganas de salir con la poca gente que hay porque no tienes ni idea de lo que vas a hablar con ellas, o tienes que depilarte, o tienes que hacer un sin fin de cosas que lo acabas dejando de un día para otro. Leer, ver la tele, ordenador, móvil, dormir... También tienes tiempo para pensar, por lo que hoy me he sentado a ver amanecer en mi balcón, sí, mientras desayunaba un té con dos tostadas de queso de huntar. ¿Os habéis parado a pensar en lo bonito que sería volar? Poder escapar cuando quieras y a la velocidad que quieras, a dónde quieras. ¿Pero y si la solución no es escapar? Las aves son unas cobardes, huyen apenas tienen peligro y buscan un lugar mejor, aunque también es cierto que no les queda otra opción. ¿Os habéis planteado cuántas cosas perdemos por el miedo a perder? Siempre me repito esa frase de mi adorado Paulo Coelho. A veces tenemos miedo de enfadarnos con las personas por miedo simplemente a perderlas, o tenemos miedo de arriesgar una amistad porque no hemos sido fuertes y nos hemos enamorado. ¿O hemos sido fuertes al enamorarnos? Quien sabe. La vida es un ciclo sin respuestas, donde la pregunta será la respuesta a la siguiente cuestión. Por eso yo me limito a pensar en si no hay mañana. O quizá eso ya está muy visto. Pero sí se que llorar es algo que se debe reservar para momentos especiales. No todo tiene solución, pero todo el mundo tiene un mal día. O dos, o tres, o los que sean: pero algo es cierto y es que nada es para siempre. Así que saca esa sonrisa a la calle, demuestra que puedes ser tu mismo, valora lo que tienes y no te enfades por tonterías. Dí que les quieres a las personas que te importan y que no se te olvide que amar se ama de muchas maneras. No des tu vida por alguien que no la daría por ti, y nunca te obsesiones con alguien a quien en verdad no le importas. No, no hay cosas imposibles. Si quieres puedes conseguir lo que desees. Pero pon en una balanza si el dolor que vas a recibir por conseguir tu meta es mayor a lo que vas a lograr, porque si es así, te aseguro que no valdrá la pena.
viernes, 12 de julio de 2013 0 comentarios

'Había dejado de contraerse...'

Se detuvo el tiempo y creo que me quedé toda la vida a dos centímetros de tu boca. Ya no sé si el corazón me latía tan rápido que había dejado de contraerse o es que se había parado definitivamente. Entonces maté la distancia, la rompí, sin hacer ruido, y los dos centímetros de tu boca se consumieron. Podíamos haberlo vuelto a intentar, y haber vuelto a fracasar, y no habernos importado nada. Pero ahí estaba yo, llamando a la puerta para decirte adiós: abre. O asómate a la ventana, qué más da. Te sonrío y me voy, para que sepas que, sino enamorarme, al menos sé sobrevivir.
0 comentarios

Lo que nunca se pudo, llegó.

Me dispongo a contarte los secretos más ocultos que jamás nadie había conseguido que yo misma desvelara. Y te los cuento. Ahora tan solo siento que te quiero por la veces que me has hecho sonreír, por hacerme creer que existen más personas que aquellas que un día me hicieron daño, por darme motivos para volver a aventurarme en la mar cuando una vez me perdí entre marea. Te quiero porque encuentro la tranquilidad entre tus brazos, porque siempre sabes darme los besos inesperados... Sabes rodearme y darme la seguridad de que pase lo que pase, siempre estarás ahí. Ahora el verano te ha alejado, los kilómetros nos separan. No importa, cada segundo te siento a centímetros.
viernes, 5 de julio de 2013 0 comentarios

Reloj parado

Un año ya.
Y que cortos los meses junto a ti.
Y que largos los días sin ti.
Rota como el cristal de la mesa donde teníamos pensado poner nuestra vajilla. 
Destrozada como queríamos dejar cada mañana la cama.
Empapada, pero de lágrimas y no del whisky que comprábamos.
Me dejaste tan vacía.
Y sin ganas de amar.
Y sin ganas de ganar.
Ni siquiera te llevaste tus sábanas.
Ni siquiera esa corbata roja de aquella noche.
Y el reloj no te lo llevaste;
¿Para qué llevarse algo que se paró en el instante en que nos besamos?.

viernes, 21 de junio de 2013 0 comentarios

Giro de 180º

Las cosas han cambiado mucho. Es triste como te pasas años y años detrás de su culo y después en un suspiro de aire ya no lo ves por tu pasillo. Es triste saber que te has pasado muchas tardes, durante mucho tiempo, gritando que le echas de menos a modo de suspiros. Sabías que no volvería, pero te empeñabas en seguir suspirando, en seguir... esperando. Sí, esperando, por si acaso volvía. Raro era el día en el que ya sea mañana, tarde o noche, no te pensaba. Raro era el día en el que no lloraba, o aún así te agradecía todo lo que me habías dado. Pero el tiempo pasa, igual que las cicatrices se cierran. Y cuando no le da el sol a la cicatriz, desaparece. Solo hace falta curarlas. Me arrepiento tantísimo de los nudillos agrietados, de mis brazos ensangrentados... Me arrepiento de todas las promesas que te hice. ¿En qué estaría pensando cuando te juré todo aquello? Si, estaba loca... 'Por mí' - Como tú decías. Ahora me río de todo lo que pasó. Me río, y suspiro. He dejado de golpear paredes, he dejado de romper mi piel, he dejado de beber, también de fumar. Aprendí que no volverías aunque lo hiciese. Me maté, lo sé. Lo peor es que lo sabía. Y ahora me arrepiento tanto, te odio tantísimo, o ni siquiera eso. No sé si te odio, pero lo que sí sé es que es tantísima indiferencia. Tu culo ya no mueve mi mundo. Tan solo me utilizaste, me engañaste, me hiciste perder tiempo... Tan solo para no estar solo. Yo estuve siempre junto a ti como una tonta. Me das asco. Aún así no te deseo nada malo. Tampoco desearía que no hubiera ocurrido. Gracias a ti ahora soy más fuerte. He entendido que mi mundo no se basa en un culo movible, ni en un par de risas o de promesas entre dos personas que sueñan. He entendido que para ser feliz no necesito a nadie, que tan solo es la sociedad la que repite eso constantemente. Que los problemas sin solución no son problemas, sino la vida misma, No te miento si te digo que probé demasiadas bocas, excesivas. Y que ninguna se parecía lo más mínimo a ti. Pero tampoco te miento si te digo que ahora me río, que quiero ir despacio y no preocuparme de nada. Dejar que las cosas pasen, y fluyan. Que le jodan al mundo. Hoy quiero hacer todo lo que me prohibieron hacer. No hacer caso a los comentarios de la gente porque, ¿qué saben ellos de como soy yo? Me limitaré a querer a la gente que me quiere, a no olvidar a los que siempre estuvieron. A confiar sin tener miedo a que me fallen. A perdonar y mandar a la mierda a todo aquello que intente destruirme. Que perdona que te diga pero las heridas duelen un tiempo, y aunque parezcan no tener fin, siempre lo tienen. Hoy estoy dispuesta a intentarlo. No me importa que me fallen mil veces porque volveré a confiar mil y una hasta que en el cielo no queden nubes. No me volveré a levantar sin una sonrisa y mucho menos sin un objetivo. No volveré a dejar mis sueños por el camino cuando me digan que no. No desistiré a una sonrisa. Voy a levantarme, voy a lograrlo. Voy a avanzar y voy a vivir. ¿Qué más da lo que piensan los demás? Quien quiera continuar conmigo que se acerque, y quien no que se vaya cuando quiera. Voy a seguir mi camino a mi manera. Ya habrá tiempo de arrepentimientos.
sábado, 15 de junio de 2013 0 comentarios

En las fotos tan iguales pero tan diferentes.

Hoy me he dado cuenta de que las cosas han cambiado muchísimo en tan poco tiempo. Ya no somos aquellos niños cuya preocupación era el examen de música al día siguiente y las dos páginas del workbook que dejarías para la clase de antes. Ahora todo es más difícil, la vida pasa, las relaciones se pierden, otras llegan y finalmente nada es para siempre. Al final te das cuenta de que hay problemas inmensos, así como una enfermedad de la que no puedas salir, unos problemas familiares constantes y diarios, un abuso en el colegio, el autoestima... Las ganas de querer hacer algo y no poder hacerlo. Se cambian las pipas por cigarros y los batidos de chocolate por cervezas. Todo ha cambiado, incluso los amigos. Se van, vienen, se van... y ya no vuelven. Es increíble la cantidad de personas que dejamos ir a lo largo de nuestra vida, ya sea porque nos han hecho daño, porque no queremos perder el orgullo o simplemente porque se tuvieron que ir... Y un día te paras a pensar y te preguntas dónde están esas amigas con las que cuando tenías diez años te prometías estar siempre, con las que te comprabas la super pop a la salida del cole o intercambiabas pegatinas. Miras fotos, una detrás de otra. Las fotos siguen iguales, pero nosotros tan diferentes. La chica lista y responsable ahora saca malas notas y es un caso perdido. El chico gracioso y nervioso ya no tiene padres y ahora es un alma sin sentimientos. El chico que te dijo que estaría contigo en las buenas y en las malas se olvido de decirte que apenas viniera alguien mejor te dejaría. Y entonces empiezas a recordar cada una de las cosas, te das cuenta de que era tan fácil hacer 'amigos' como ayudar en un examen a copiar o simplemente jugando a los tazos. Un partido de fútbol podía romper una relación. Ahora solo se intenta ser el mejor, el que tenga más amigos, el que tenga la fiesta más grande todos los fines de semana, el que tenga a más chicas... Los amigos... Se dicen llamar amigos. Finalmente te das cuenta de que te rodea gente que vive una historia día tras día y que no se la cuenta a nadie, y que te has limitado toda tu vida a juzgar al 'antisocial' porque le da miedo juntarse con la gente cuando en verdad es porque cree que es capaz de hacer daño físico a los demás. Y así con todo. Así con todos. Perdona que diga que quiero seguir siendo lo de ayer...
domingo, 9 de junio de 2013 0 comentarios

Desventurada huída

Te fuiste como se van los días tristes,
dejando algo que olvidar y algo de lo que sentiste.
Te fuiste tan rápido como se acabó
esta botella de ron que ni siquiera acabamos los dos.
Te fuiste y te dejaste aquí tu guitarra
con la que hoy me marco cuatro notas desafinadas.
Pero solo echas de menos el sol cuando ya está lloviendo,
al igual que le echas de menos cuando ya se está yendo.
Solo sabes que has estado bien,
cuando el recuerdo de sus medias rotas te ha dejado con un bajón.
Pero solo esperas a ver si algún día
haces durar alguno de tus sueños.
Pero solo esperas a ver si algún día
decide volver de nuevo.
Pero ya solo la ves cuando cierras los ojos
e inevitablemente te das cuenta de que ya se ha ido.
De que ya la has perdido.

miércoles, 29 de mayo de 2013 0 comentarios

No estabas

Hoy, la noche está estrellada.
Aún no ha salido el sol en mi ventana.
Hoy, la noche está estrellada,
mi cama está vacía, no quedan huellas en tu espalda.
Tus cama está ocupada, tus sábanas manchadas.
No queda de tu perfume porque ya no estabas.
No estabas joder,
no estabas.
No estabas joder,
no estabas.
Aunque tampoco esperé
por si acaso estuvieras.
martes, 28 de mayo de 2013 0 comentarios

Lo que no tuve.

Que no me hablen de nanas antes de dormir, ni tampoco de princesas con vestidos rosados y zapatos de cristal. No me hablen de juegos de niños en el parque de siempre. De castillos de arena por la playa y de manguitos explotados. Que no me hablen de risas de complicidad, de un apoyo las veinticuatro horas del día para todo. No me hablen de verdaderos amigos, mucho menos de 'para siempre' o historias que dicen no tener final. No me pidan que deje de creer en el egocentrismo. Es demasiado tarde. Que no me hablen de los besos de buenas noches tras dos cuentos, los mismos de siempre. Que yo de eso no he tenido.
0 comentarios

Estrangulable diario.

Déjame decirte que no ha sido nada, que a pesar de que se haya roto en mil pedazos: no ha pasado nada. Que ella ya está acostumbrada a la misma historia de siempre, a los mismos ruidos, al mismo estrés. La nicotina y el alcohol tampoco parecen tan malos. Le hace frío cuando es verano y llueve durante todo el año. 'Un día más' al levantar y un 'para, no más, por favor' cada noche. Una tortura, unas cicatrices, un cuerpo y muchas, muchas lágrimas. Sobrevive. No le pregunten cómo.
0 comentarios

Chillar, gritar...

Gritos de dolor rebotan en mi mente,
mientras tanto, un haz de luz en esta oscuridad.
Ni si quiera da esperanza, tampoco refugio.
Se oye una terrible tortura,
un perro ladrar y una sombra ocultarse.
Se intenta hacer reaccionar al mundo con un toque.
Pero no funciona.
Sigue doliendo, cada vez más fuerte.
Los gritos toman forma física.
A veces hay que ocultarlo,
otras en cambio...
A veces la mentira es la mejor salida.

Gritar, chillar de rabia, de impotencia.
Apuñalar, matar, torturar.
Reír, bajar la cabeza, suspirar: llorar.
Un teatro donde no hay cenicienta.
Un eterno invierno donde no hay tormenta.
Así será. Condenada.
Hasta el fin de los días por algo que, niña, nunca termina.
0 comentarios

Déjame no avanzar



Te dibujo con el humo del cigarro que hoy reposa sobre el dedo corazón

                 [ a la vez que me pregunto que tal te combinarías con un poco de tequila.

Un vaso para cada uno.

Un reloj que marca las heridas.

Unas cicatrices escondidas, refugiadas y apresadas.

Unas llagas que lo marcan todo.

Escribo con espuma de afeitar tu nombre en el espejo mientras me reflejo.

He comprendido que es la única manera de "verte" cerca de mi.

Linda cordura, tenebrosa verdad y oscura realidad

Me pregunto a dónde te has marchado.

¿Por qué te lo has llevado?.

Déjame caminar en la arena fría y sólida.

Déjame no avanzar porque si doy un paso más...

Mejor ni hablar.
0 comentarios

De la nada irracional del mundo espontáneo

Me estoy ahogando en la soledad de mi habitación.
En esta noche fría de diciembre te echo especialmente de menos.
Creí que el tiempo curaría las heridas, y las heridas han empeorado.
Creí que te superaría, que saldría adelante,
y las únicas sonrisas que consigo parecen máscaras de una danza macabra.
Borré tu número pensando, ingenua de mi, que así te olvidaría.
Borré el buzón de entrada evitando obviar que tengo memorizado cada mensaje.
Llegó el puto invierno y es cierto eso de que,
una vez que los caminos se bifurcan no vuelven a juntarse.
Ahogué mis penas en más de una copa y
lo único que logré fue saber que el tequila en exceso emborracha.
 He golpeado las paredes hasta hacer sangrar mis manos.
 He saltado sobre los charcos hasta dejarlos secos.
He mareado a mi almohada dándole vueltas más de una noche y más de dos.
He roto los cristales con las yemas de mis dedos y
he intentado repararlos con los cachitos de mi cordura.
lunes, 27 de mayo de 2013 0 comentarios

Como siempre, como todo.

Si se pudiera medir lo que te echo de menos te juro que sería tan difícil de calcular como las estrellas cada noche. Si se pudiera dar vuelta atrás te prometo que arreglaría todos los errores que en su día cometí. Si se pudiera odiar a algo hasta matar, lo haría con el tiempo, para paralizarlo en ese momento. Si tu cuerpo fuera un paisaje, serías lo que quiero ver por la ventana en cada amanecer. Si fueras una estrella fugaz: lloraría. Lloraría tanto por verte marchar, por ser tan hermoso en mi memoria pero tan efímero. Podría repetir una y otra vez que te quiero, pero quizás aún te cueste creerlo. Podría demostrarte a base de caricias en tu espalda cómo te he echado de menos todo este tiempo. Y es que saben tal mal los besos de otras bocas que ninguna se parece lo más mínimo a ti. Ningunos dedos se parecen a lo tuyo y el olor de tu pelo ya no vive en mi almohada. Las cartas se quemaron, las heridas cicatrizaron y bueno, tu olor, tu fecha, tu teléfono, todo eso está borrado... Sin embargo, por mucho que lo niegue, no ha habido día que no me haya acordado de ti.
 Y de tus besos.
 Y de los dedos entre mis cabellos.

viernes, 24 de mayo de 2013 0 comentarios

Como fotos del desván, llenas de polvo (9)

Dile a ese que va contigo que te cuide, que remiende las heridas que yo a pulso hize en los costados de tu cuerpo, que guarde como un tesoro tu preciosa sonrisa y que te trate como lo que realmente eres. Dile que te susurre cosas tiernas al oído, que te de un beso en la mejilla de buenas noches, que calme tus pesares con abrazos infinitos y que te dedique también un par de canciones. Dile que te arrope las frías noches de Diciembre, que eres propensa a muchos resfriados, que te sienta bien las tazas de chocolate caliente, que te saque a bailar a la pista aunque tu te nieges en rotundo. Dile que te prometa cuentos de princesa, que te observe mientras duermas al menos un par de minutos para comprobar que estás bien. Dile que te lleve de viaje, que te regale todos los caprichos. Dile también que tu flor favorita no son las rosas como la gran mayoría de las chicas de tu edad, sino los claveles, a ser posible rojos. Dile que no se enfade con tus repentinos cambios de humor, que no se le ocurra ni por asomo cortarte las alas y que te gusta quedarte dormida los días de domingo.Dile de mi parte, que te haga el amor como nunca se lo hizo a nadie, que no rompa ese halo de inocencia. Dile que te lleve al cine y que por descontado, tu eliges la película, que tienes un alto poder de convinción y que tus labios son el refugio donde cualquier hombre quisiera perderse. Dile que no se dé nunca por vencido por muchos obstáculos que pongas. Dile que memorice tu olor porque es realmente inconfundible, que el calor te vuelve realmente insoportable y que las cosquillas son tu punto débil. Dile que odias tus rizos negros porque siempre van a su libre albedrío, que te compre varias veces a la semana una tableta de chocolate y que te encanta pasear descalza por la casa. Dile que prefieres mil vece más dormir con un pijama de corazones a usar lencería de esas caras, que no soportas los tacones pero que tu armario está lleno. Dile que a pesar de todo los problemas, quererte, merece la pena..
0 comentarios

Como fotos del desván, llenas de polvo (8)

Cuando él era el culpable del sabor de todos los besos y creías que lo que te sobraba era tiempo, tiempo para asumir el dolor que conlleva el después. En el fondo, sabías cómo iba acabar, sabías qué iba a pasar. Aún así, escogiste mal. Él fue tu elección. Ahora comprendes que solo fue un cúmulo de decisiones mal tomadas. Una detrás de otra. Como la quemazón que sientes entre pecho y espalda la primera vez que bebes tequila. El dejavù de saber como termina la historia, seguido por el deseo inconfesable de oír una mentira tras otra. Tener sed y que no quede agua. Promesas sin cumplir. Miedo de querer. Un cielo anunciando lluvia. Esperar un mensaje que no llega. Jugar a hacerse daño. Querer tenerte cerca y que no estés. Dolor en vena. Irte a dormir y no tener con quién soñar. Despertar y no tener en quién pensar, darte cuenta de que nadie te espera en ningún lugar. Recordar, cuando la piel no aguantaba más.
0 comentarios

Como fotos del desván, llenas de polvo (7)

Para que esperar, si tu no vas a venir a decirme que soy lo mejor que te ha pasado. Al parecer no corre viento, por que todas tus palabras no se las ha llevado nadie. Tanto tiempo sin tenerte y aún no me acostumbro a estar sin ti. Lo peor de haber sido tan importante para mi, es que ahora nadie puede alcanzarte. Y me cuesta encontrar alguien que por miles de defectos que tenga, no deje de ser perfecto. Ya ni espero olvidarte. Vivo en constante monotonía donde todo gira en torno a ti. Me es tremendamente imposible encontrarme con tus ojos y no pararme a contemplarlos. O que una mínima ráfaga de viento lleve tu perfume hasta mi y recordar todas las caricias que prometiste seguir dándome. Pero aquí me ves, con el deseo incontrolable de que quisieses tropezar conmigo otra vez, ignorando cualquier movimiento tuyo por antes haberlos estudiado todos. Así que me resigno a quererte, ya que tenerte no puedo.
 
;