miércoles, 23 de octubre de 2013

O tal vez le lloro.

No sé que escribir pero es que siento que lo necesito, que mis dedos se impulsan sobre las teclas como cada uno de los miles de pensamientos que golpean mi cabeza ahora mismo. Y es que me siento tan cobarde y frágil como un niño que acaba de perder su tazo favorito. Corro. Corro como haría él para llorarle a su madre, pero en vez de eso, le escribo al papel - o tal vez le lloro.- pero sin obtener respuesta. <<Era de esperar - me repito - no es algo nuevo>>. Intento convencerme de que las cosas cambiarán pero prefiero no mentir. Sé que seguiré siendo la misma. Seguirán doliéndome las despedidas y seguirán habiendo cicatrices que dejaron de sangrar pero que aún cuesta borrar. Sé que la situación no cambiará. Que siempre que parece que se ha encontrado la solución: ¡Plaf!. Y no era más que una ilusión. A veces pienso en cómo es posible que todavía quede esperanza. A veces pienso en cómo puede depender tu vida de si te tomas un café o no.

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