lunes, 28 de octubre de 2013 0 comentarios

Carta a mi mejor amiga.

¡No te haces una idea de lo tanto que te extraño!

Mi princesa, mi niña, mi hermana. Ahí estabas tú cuando no podía continuar, a veces, tampoco me quedaba nada. Tú eras mis castigos, mis escapadas de casa y a la vez de este mundo que me destruye. No siempre juntas pero ahí se quedó la cosa. Hoy especialmente te echo de menos. Si bien es cierto que te perdoné, también lo hiciste tú. Y es que me arrepiento de haberte odiado tanto, de haberte querido matar tantas veces y destrozarte la cara, al igual que tú hiciste con mi vida. Pero suena irónico que personas que te hagan daño te quieran tanto. Y es que es así: una de cal y otra de arena. Tú siempre entendiste mis poemas, y mis letras, y mis metáforas y cualquier cosa que yo te dijera. Amaba que me hablaras para contarme cualquier tontería, mientras pensaba que eres totalmente idiota y que estabas aburrida: no tenía tiempo. Tu sonrisa de por las mañanas, tus buenas noches, y esos cambios de clase en los que a veces no te encontraba. Enana... te echo de menos. Levantarme cada día sin saber si te voy a ver o no, no me agrada. A veces me pasa algo y, no te lo niego, todavía no me acostumbro a que no estés aquí, así que voy a buscarte pero nada... No te encuentro. Otras veces tan solo me quedan tus fotos, tus cartas, nuestras pulseras y un par de canciones antiguas. Si te digo la verdad, tengo miedo de que esto acabe. Y te pido perdón por descuidarme, y a veces no tener tiempo para ti, echarte de menos en silencio... Ya me conoces. Ojalá pudiera volver atrás. Ojalá pudiera volver a poder abrazarte de nuevo cada día, llorarte de vez en cuando en silencio - tú ya me entiendes, no hace falta que hablemos -, tomar el sol en el parque o no hacer nada directamente. Sé que las cosas no cambiarán, tú lo decías después de yo haberte convencido tras muchas lágrimas.

Te echo de menos, hermana.
viernes, 25 de octubre de 2013 0 comentarios

Parece que no entiendo que no habrá segundas partes.

Le he vuelto a ver y la verdad es que no ha sido fácil. Estoy cansada de mirarle y ver una decepción constante. Dime si es normal que dentro de dos meses y medio hagan cinco años desde que intento olvidarte, y que aún no te hayas ido. Que a veces no dueles pero todavía me permito una noche de cada mes o cada dos para llorarte a solas y en silencio. Que me jode verte ahí, viendo todo lo que eres gracias a mí. Que fui yo la que te vió cuando nadie te había visto. La que te apoyó a cumplir sus sueños y la que te enseñó a luchar por lo que realmente quieres: pero yo no entraba en esos planes. Me duele que lo hayamos sido todo, y nos miremos como nada, o ni eso. Que a veces querría tocarte una vez más, mirarte unas décimas de segundo a los ojos, quizá llorarte... mientras que una parte de mí tan solo intenta odiarte. No me siento yo, es como si me hubieran quitado parte de mi alma, como si ya no pudiera volver a sentir lo mismo por nada ni por nadie. No me he vuelto a enamorar como de ti: que ha habido chicos de tres meses y chicos de semana y media,  pero ninguno vuelve cada noche, o cada mañana. Y es jodido, porque en todo este tiempo no ha habido ni un solo día en el que no haya pensado en ti por la más mínima cosa. A lo mejor, tan solo estoy buscando alguien que ocupe tu lugar. Alguien por quien arriesgarlo todo y luchar sin miedo a nada, dispuesta a esperar, a llorar y a sacrificarse. Pero está visto que esta coraza es demasiado fuerte y no lo consigue.
miércoles, 23 de octubre de 2013 0 comentarios

O tal vez le lloro.

No sé que escribir pero es que siento que lo necesito, que mis dedos se impulsan sobre las teclas como cada uno de los miles de pensamientos que golpean mi cabeza ahora mismo. Y es que me siento tan cobarde y frágil como un niño que acaba de perder su tazo favorito. Corro. Corro como haría él para llorarle a su madre, pero en vez de eso, le escribo al papel - o tal vez le lloro.- pero sin obtener respuesta. <<Era de esperar - me repito - no es algo nuevo>>. Intento convencerme de que las cosas cambiarán pero prefiero no mentir. Sé que seguiré siendo la misma. Seguirán doliéndome las despedidas y seguirán habiendo cicatrices que dejaron de sangrar pero que aún cuesta borrar. Sé que la situación no cambiará. Que siempre que parece que se ha encontrado la solución: ¡Plaf!. Y no era más que una ilusión. A veces pienso en cómo es posible que todavía quede esperanza. A veces pienso en cómo puede depender tu vida de si te tomas un café o no.

0 comentarios

No entiendo como la vida puede depender de si vas a tomar café o no.

No necesito creer en un Dios que me guíe o que me diga que es lo correcto, lo que debo hacer o no; no necesito que alguien me ilumine ni me deje a mi suerte. Sé quien soy y lo que tengo que hacer, confío en la razón y en la experiencia. No ha de haber nadie que eite que me equivoque. No entiendo como la vida puede depender de si vas a tomar café o no. Me pregunto qué es lo que hago aquí si tengo que seguir las normas de un ser que parece ser superior y no hacer mi camino. No entiendo como la vida puede depender de dos o tres caladas de este último cigarro.
sábado, 19 de octubre de 2013 0 comentarios

19

Te juro que no puedo más. Que incluso ya desisto del hecho de escribir para que me entendáis, me limito pues a escribir sin más por si alguien es capaz de verle las orejas al lobo, y por supuesto, escucharme una vez más. Que estoy hecha pedazos, como se diría en cualquier sitio. Que me comen todas las fichas, como si del parchís se tratase. Que es todos los días la misma historia, y no hablo de amores que se han acabado ni de amigos que han traicionado. Que hablo de dolores de verdad, de los que te marcan la vida y te cuestionan el por qué de ella. Que quién soy yo para vivirla, o que por qué estaré viviendo yo lo que me toca vivir ahora mismo. Que me da igual pensar en eso o no pensarlo porque preferiría no pensar. Preferiría huir del mundo, porque mis pies ya están fallando. Os juro que no puedo más. Que se me han quitado las fuerzas para escribir pero aquí estoy: escribiendo un párrafo sin sentido, algo que no transmite nada porque ya no siento nada. No quiero seguir...
martes, 15 de octubre de 2013 0 comentarios

07 10 2013

Que termine ya que quiero salir a fumarme el cigarro que me de la vida a la par que me la quita. Que deje ya de darme vueltas la cabeza esperando unas respuesta a estos días sin gana. De nuevo viernes, y lunes, y así todos los días pero siempre es domingo, siempre es invierno y hace fío. Siempre llueve, siempre quema y siempre sola - y quizá por esto la costumbre de que me guste tanto - pero jamás lo abandona. Que alguien la salve que ya no le quedan fuerzas para gritar, ni para salir, ni para chillar de rabia, de impotencia... de controlar sus latidos.
lunes, 14 de octubre de 2013 0 comentarios

Había dejado de contraerse

Se detuvo el tiempo y creo que me quedé toda la vida a dos centímetros de tu boca. Ya no sé si el corazón me latía tan rápido que había dejado de contraerse o es que se había parado definitivamente. Entonces maté la distancia, la rompí, sin hacer ruido, y los dos centímetros de tu boca se consumieron. Podíamos haberlo vuelto a intentar, y haber vuelto a fracasar, y no habernos importado nada. Pero ahí estaba yo, llamando a la puerta para decirte adiós: abre. O asómate a la ventana, qué más da. Te sonrío y me voy, para que sepas que, sino enamorarme, al menos sé sobrevivir.
jueves, 10 de octubre de 2013 0 comentarios

A tiempos desesperados, medidas desesperadas.


martes, 8 de octubre de 2013 0 comentarios

7

Huyamos. Huyamos a un mundo donde no exista ni la alarma, ni el deseo, ni el dolor. Que solo existan las ganas de ser mejor y la fuerza de luchar por tus sueños. Que yo lo único que he estado buscando todo este tiempo ha sido la solución para algo que no tenía cura. Que nunca quisimos cambiar pero es lo que mejor hicimos. Nos convertimos en todo aquello que no queríamos ser. Nos dejamos llevar por la situación y nos acostumbramos a maquillarnos de sonrisas fingidas. Pero nunca nos dimos cuenta de que toda obra de teatro termina - a pesar de que la nuestra no lo hacía ver - tarde o temprano.
Quizás sea verdad que cuando estás hundido ya todo lo demás solo puede ir a mejor.
Pero es que es como el que dice que un cigarro que ya está apagado puede volver a encenderse.
Hay cosas que no tienen marcha atrás, ni mejora; tan solo aceptación. ¿Y con eso que se hace?
¿Y si nos limitamos a no pensar?
Quizás ese fue el error, y es cierto: por huir terminas ciego. Y cuando te das cuenta es demasiado tarde.
Y no te quedan ni ganas, ni fuerza, ni esperanza.
Para qué negarlo.
A mí ya no me queda nada.
 
;