viernes, 16 de octubre de 2015 0 comentarios

He conocido a alguien

He conocido a alguien y siento como si nunca hubiese conocido a alguien así. No es como los demás, no sé, como las demás personas que he conocido. Supongo que porque no hemos ido al mismo instituto. Ni siquiera tenemos la misma pasión por la cocacola. Quizás porque no hemos ido a las mismas excursiones con el colegio... No sé, he conocido a alguien. Pero no es alguien cualquiera porque nadie me comprende así. Es increíble tener a alguien al cien por cien. Saber que hay alguien que espera que vuelvas a casa para verte de la forma que sea. Aunque a veces, lo único que nos quede sean teclas, pantallas, llamadas entrecortadas, esos "llama tú que me va mal el internet"... Planes de futuro. Tenemos muchos planes de futuro. Y es que es increíble conocer a alguien. Yo antes solía leer, ver series, dormir... Sobre todo dormir. La mayoría de las veces me iba a dormir antes de las diez y ahora, eso parece tan lejano. Hay días en los que las noches se convierten en madrugadas y anda que no me habré llevado broncas por ello, pero sin duda todas esas carcajadas, tomas de decisiones y llantos, entre otros,  han merecido la pena. He conocido a alguien. Quizá no del todo. Pero sería bonito conocer a ese alguien dos veces.
sábado, 3 de octubre de 2015 0 comentarios

Ni arde ni quema, solo atrapa.

Me gustaría volver a enamorarme. Y digo enamorarme de no encontrar absolutamente nada que me disguste de esa persona. De ser capaz de tachar todos los planes de mi agenda con tal de verla cinco minutos... De cerrar los ojos y que me queme el corazón porque la noche es muy fría en su ausencia... Pero parece que por muchas personas que lleguen y que te quieran de una u otra forma, esa persona nunca llega... Esa sensación nunca llega. Es como querer revivir lo más triste de tu vida únicamente por la banda sonora... A veces siento que todo esto no tiene sentido. A veces, tan solo me parece un juego. Hace demadiado frío aquí dentro y fingir que se descongela, congela aún más.
viernes, 2 de octubre de 2015 0 comentarios

Re(vivir)

Dicen que las hadas existen gracias a quienes creen en ellas. Yo, hoy, solo creo en ti. Creo en ti por mil razones y por ninguna. Creo en ti porque quedarse colgando de la misma boca toda la vida parece una sopa de letras para principiantes. Creo en ti porque te miro, y me miras, y decirte que te quiero resulta tan poca cosa que nada parece suficiente. Creo en ti porque dejaría que veintidos dardos se clavasen en mi piel si eres tú quien los lanza. Creo en ti porque cuando no creo en mí ya estás tú para hacerlo. Creo en ti porque contar colores por la calle contigo puede hacerme perder la noción del tiempo. Creo en ti por y para tumbarme contigo en plena Gran Vía sin miedo a que el verde suceda. Para contar estrellas sin estrellas. Para pensar en nombres y hacer planes sin excusas de por medio. Por tener miedos y no decirlos por no estropear el momento. Por medir cada una de las palabras. Creo en ti y en tus susurros en el cuello, en las manos atadas y en los bordillos de los sitios altos. Creo en ti en las alturas porque no hay mayor vértigo que tus costillas. Creo en ti porque marcas los valores absolutos de mis días. Porque sabes a la libertad de un preso, a las alas de una mariposa, al agua de un refugiado, a la miga de pan de una hormiga, a la sangre de un corazón helado… Sabes a ti, a mí. Sabes a ver pasar la vida y querer frenarte. Sabemos a nosotros. Creo en el amor de la forma más bruta posible, de esa forma en la que alguien es capaz de romperte sin mover un dedo. Creo en verte tomar el café y las cervezas, y rezarte para que vuelva a ocurrir. Creo en los hilos cosidos a las manos y creo en las marionetas que los rompen, creo en la tristeza del verano, en el calor del invierno cuando te veo regalar primaveras y colorear otoños, haciendo llover hacia arriba, cosiendo las hojas caídas a los árboles como un niño pequeño obcecado en que un juego no termine nunca. Creo en la niñez del adulto, en que Wendy nunca cerró la ventana, en que Peter creció, envejeció y murió en su cornisa. Creo en el cine, en la poesía, en la fotografía. Creo en la música, en verte amanecer cuando me miras, en Pedro Salinas y en suicidarse sin dejar de respirar.
Y de creer creo en que tú has creado todo esto.

 
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