domingo, 29 de junio de 2014 1 comentarios

Eras

Eras a mi pena lo que la chimenea al invierno,
la sonrisa
que no cambia este puto mundo de mierda
pero hace que me dé igual vivir en él,
el aplauso que infunde valor a mis tropiezos
y sabe mejor que una victoria,
el centro de la diana de todas mis apuestas.
martes, 24 de junio de 2014 0 comentarios

Entre tú y yo.

¿Sabes? Me hubiera gustado decirte que me había enamorado de mí cuando me ponía guapa, para mirarme trescientas cinco veces en el espejo del ascensor antes de subir a verte y que me abrieras la puerta y me dijeras 'fea' y yo te mirara con cara de 'te odio'. Luego no podía evitar la discusión interpersonal entre tus ojos y estas vistas desde el décimo de tu casa. Pero me solía quedar con tus ojos, que me miraban como diciendo que todo lo que me estabas diciendo era mentira: que yo no era fea. Yo te devolvía la miraba como diciendote que no me importaba en absoluto tu vida, que eras indiferente y que te odiaba. "No pienses que he malgastado un segundo en arreglarme para venir a verte". Qué bien se nos daba mentir. Y qué bien se te daba cocinar.
Me enamoré de las veces que me necesitabas y me buscabas. Pero ahora estás como ausente, como perdido, como muerto. Como si todo este dolor hubiera podido contigo y yo no hubiera sido capaz de llamarte de nuevo para decirte que todo iba a ir bien, que todo estaba en nosotros. Era demasiado tarde porque nos habíamos muerto. Tú por ti y yo por los dos.
Quizá lo dejé morir yo, por las desganas o el tiempo, o por el amor de alguien que se parecía a todo lo que tenía ese primer amor y que tú no tenías, y que por eso me enamoré de ti. Qué malo es enamorarse de los recuerdos. Así que ahora, no sé si pensar en nosotros o asimilar el precipicio que se avecina. Pero cuando los recuerdos se van, suelo echarlos de menos: y solo entonces siento que lo muerto me mantiene viva.
 
;