domingo, 22 de diciembre de 2013

"Yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido."

Dura de cabeza y corazón. Siempre me definiste así, como una chica extraña, y lo que a mi me extraña de verdad es que sigas conservando mis cartas entre tus cromos favoritos.
Me resulta ridículo escribirte porque tienes garabatos míos hasta en la rodilla. Marcas de mis golpes en el recuerdo, amor de mis manos deslizándose por tu cara y todos mis susurros detrás de tus oídos.

Pero a veces tengo miedo, yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido. Aprovecha, coge lo que quieras.

De no poder decirte suficiente cuando te miro, de no saber expresarme cuando te toco. Miedo de que no recuerdes que dijiste que el amor es una película que empieza por el final, una cama sucia y sin hacer. Manos entrelazadas, cuchillos volando.

Te lo soplo por aquí en este código que yo manejo y tú entiendes. Que los kilómetros que nos separan equivalen a nuestras ganas de dejarnos sin aire. Que la nostalgia es solo una puta que ya me tiene dicho que no compita con ella.
¿Sabes? El día que nos conocimos cada vez acumula más polvo y yo solo vuelvo al principio para insinuarte que…
Sigo teniendo miedo, no te has llevado nada.

Que tengo el miedo en las yemas de los dedos, la libertad perdida en algún aeropuerto, las ganas en tus manos, la almohada ardiendo junto a mis impulsos.
Miedo de que tu corazón se me olvide en cualquier bar, miedo a que en cualquier bar se te olvide quien soy yo.

Y así, toda esta palabrería solo para reconocer que tengo el pulso bajo el ombligo cuando me tocas, que mi piel roza tu piel porque me pone los pelos de punta tu mísera presencia.

Ahora voy a esconderme bajo esta manta. Tú encárgate de taparme los ojos con las manos y podremos empezar a ver esta peli de terror juntos. Te aviso de que si me asustan grito y también de que ese grito te podría devorar de un bocado.

He decidido que voy a amueblar tu vacío con sexo y garabatos de niña de preescolar. Siempre con la “x” de por medio como desconocidos. Si me haces espacio también puedo enseñarte las estrellas. Pero no corras mucho que tengo las llaves del coche en la mano y un doctorado en huidas.

Te aviso que me haré la dura, no vaya a ser que vengas con ganas de romperme algo que no sea la ropa.

Entonces, en serio; ¿tienes un momento?
Es para cambiarte la vida.
¿Se ha notado mucho?
No te ofendas, ya sabes que si no fueses quien eres me dejaría besar.
Ah, que te echo de menos.
Yo tampoco se dónde se guardan los secretos, tranquilo.


Si os ha gustado, os recomiendo que compréis "El sexo de la risa" de Irene X (Maggie Stonem). El anterior texto es un fragmento sacado de este libro que sin duda, no tiene ningún desperdicio.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;