sábado, 7 de diciembre de 2013

Capítulo 1. Piltover.

La ciudad de Piltover, capital del reino de Zaun, llevaba ya demasiado tiempo siendo atacado por asesinos cuyo principal objetivo era mantener a los ciudadanos presos en sus casas trabajando para ellos. A aquel sistema lo hacían llamar libertad. Impedían el robo pero ellos eran los primeros que le robaban a los ciudadanos. Implantaban la igualdad pero las mujeres estaban hechas para dar hijos y limpiarles la ropa, no podían salir a la calle y los hombres de bajo nivel social tan solo tenían lugar en las minas, donde más tarde serían explotados cuando no fueran de más utilidad. Aún quedaban ciudadanos, nobles también aunque no asesinos, que transitaban por las calles espectadores del silencio infernal que se apoderaba de Piltover.
            Cada aldeano se ocupaba de una tarea específica gracias a los poderes que se le habían otorgado según su descendencia de los Dioses. Unos trabajaban gracias al poder mágico, otros a su gran habilidad con los cuchillos o las armas de fuego y otros a su ingenio.
            Luxanna, nacida en el seno de la prestigiosa familia Crownguard, estaba destinada a hacer grandes cosas. Era hija única y había disfrutado de una educación superior y de las suntuosas fiestas que acostumbraban a celebrar las familias ilustres como las suyas, las cuales no eran víctimas de los asesinos. A medida que fue creciendo, empezó a demostrar que tenía un don especial: sabía hacer trucos para hacer que la gente creyera que había visto cosas que no existían. Era capaz de pasar desapercibida por delante de los demás. De alguna manera, descubrió que podía anular los hechizos mágicos de aquellas personas que dominasen el mismo tipo de magia, tan solo después de ver una vez cómo los lanzaban. La joven lo consideraba un don único, algo que podía aprovechar y utilizar para hacer el bien.
            Fue entonces cuando conoció a Janna. Era una de esas hechiceras que sobrevivía como podía en las calles ya que los asesinos habían matado a sus padres cuando ella tenía cinco años. La vida era dura y peligrosa para una chica joven y bella, así que tuvo que sobrevivir a base de ingenio y de robar cuando éste no era suficiente. Descubrió que tenía afinidad con un tipo concreto de magia: la elemental del aire, por lo que era descendencia de Eolo. No tenía nada que llevarse a la boca hasta el día que, intentando robar un trozo de pan en el mercado de Piltover, Lux decidió acerse cargo de ella. Ambas dominaban el poder mágico así que comenzaron a enseñarse la una a la otra todo cuanto sabían.
            La rabía que contenían era algo común. Luxanna consideraba que lo que estaba ocurriendo en su ciudad natal era algo desastroso, lleno de desigualdad y de pánico. Nadie podía salir a la calle sin saber si volvería vivo o no a casa. Por otro lado, estaba Janna, que tenía un odio inmenso hacia los asesinos y la mayoría de nobles que no se daban cuenta de la situación de aquella ciudad o eran tan cobardes de no hacer nada al respecto. Sin embargo, Lux era todo lo que contrario a lo que Janna creía que sería. Era una chica rica, guapa y delicada, pero tenía suficientes agallas. Planearon luchar contra los asesinos, comenzar una revolución, hacer algo por tal de impedir más asesinatos.
            Pasaron semanas buscando cómo derrotar a los asesinos, compartiéndo técnicas mágicas, mejorando sus poderes, incluso fabricando pociones para aumentar la fortaleza gracias a una amiga de Luxanna. Ella era Caitlyn, quien más tarde se unió a ellas. Cuando tenía catorce años, asaltaron y robaron a su padre al volver a casa. Se escapó por la noche con el rifle de su padre y siguió el rastro de los ladrones desde la escena del crimen. Al principio, sus padres intentaron disuadirla de que siguiese con esas aficiones tan arriesgadas, pero ella era incorregible. Deseando proteger a su hija del único modo que conocía, la madre de Caitlyn empezó a llenarla de artefactos diseñados a la medida de sus necesidades detectivescas además de enseñarle remedios naturales para proteger su salud.
            Tenían bastantes puntos a su favor: una buena bandolera como Cait, medicinas por parte de la misma, Janna que podía adivinar los movimientos de los asesinos y modificar el clima y Luxanna, que podía anular los movimientos de los mismos. Tan solo les harían falta unos mapas de Piltover para controlar en qué zona se encontraría cada uno de ellos y algunos guerreros que pudieran enfrentarse a ellos cuerpo a cuerpo. Eso no era problema para gente de alta sociedad: Lux, de nuevo, tenía contactos.
            Ezreal estudió durante muchísimos años el poder mágico, tanto que acabó aburriendolo. A la edad de ocho años, este superdotado ya había trazado los mapas de los túneles subterráneos de todo Piltover. No solo los había diseñado sino que había viajado por ellos, teniendo la suerte de encontrarse un talismán de asombroso poder: si se concentraba, era capaz de teletransportarse. El que descubrió tal poder fue Jayce, quien había pasado parte de su vida encerrado en un laboratorio, construyendo un martillo de mercurio. Su único sueño siempre había sido ofrecer la paz a su tierra natal, y sabía que algún día lograría hacerlo. Por otro lado, también pidieron ayuda a Jinx, quien poseía una gran sabiduría criminal. Creció en las afueras sin ley de Piltover y aprendió a robar y a timar para sobrevivir. Robaba y desmontaba dispositivos por lo que se convirtió en una maestra técnica. Cuando tenía seis años, un grupo de criminales se fijó en la joven delincuente y la tomaron bajo su protección. Cuando Jinx tenía once años, se había convertido en una cómplice experimentada y entusiasta en cada golpe. La actitud de Jinx cambió cuando en un asalto a una mina se complicó: tenía que elegir entre huir con sus compañeros o intentar salvar a los inocentes mineros de un túnel derribado. Jinx decidió hacer de heroína. Mientras buscaba un modo de liberar a los mineros de los escombros, descubrió un equipo de minería estropeado. Improvisando, le arrancó los enormes puños y los modificó para fabricarse unos guanteletes tecnológicos. Se puso las pesadas armas en sus pequeñas manos y estiró el brazo para lanzar un puñetazo potente a los escombros. La fuerza del golpe destrozó la roca, poniendo a salvo a los trabajadores. Tras ese contratiempo, Jinx cortó sus relaciones con sus compañeros. Volvió a una vida de crimen en solitario pero sólo robaba a otros criminales y con el dinero que ganaba, iba mejorando los guanteletes tecnológicos que se había instalado, de forma que cada vez le era más fácil dar un golpe.
            Ahora Luxanna, Janna, Caitlyn, Ezreal, Jayce y Jinx serían los seis miembros de la Escuela de los Campeones. Así se hacían llamar. Estaban preparados para seguir reclutando a quienes quisieran luchar por la justicia de Piltover. Querían en su Escuela a todos aquellos que estuvieran dispuestos a luchar con el fin de recuperar el honor perdido de sus seres queridos.
            El primer paso para poner fin a aquella pesadilla, era concienciar a los ciudadanos de que ellos le salvarían. Iban de casa en casa, disimuladamente, informando a cada uno de ellos. Si los asesinos se enteraban, el plan fallaría.
            Durante mayo rodearían todos los alrededores de Piltover con unos cables configurados por Jinx, dejando a salvo el Palacete, donde vivían todos los nobles. El primer día de junio, antes de amanecer, todos los ciudadanos deberían estar a las afuera de Piltover sin nada en las manos: lo iban a perder todo, pero si el plan funcionaba recuperarían la libertad.  Todos los asesinos quedarían dentro del campo rodeado por los cables, de manera que en el momento en el que el sol se mostrase, Jinx los activaría. Tan solo hizo falta comenzar a disparar con el rifle de Caitlyn y provocar una lluvia por parte de Janna, para que la atención de los asesinos se despertase. Cada vez que uno de ellos se acercaba a un cable, sufría una electrocutación. A unos los dejaba ya muertos y a otros tan solo los dejaba insconscientes, pero como remedio a ese inconveniente ya estaba Jayce con su martillo de mercurio.
            El pánico cundía en el Palacete, y la mayor parte de los asesinos quedaron atrapados por miedo. Otros salieron, pero murieron igualmente a causa de los cables. Al cabo de tres días de guerra, Janna cesó la lluvia e hizo salir el sol. Jinx desactivó los cables y tanto los ciudadanos como la Escuela de Campeones se introdujeron en los túneles subterráneos, que conectaban las afueras de Piltover con el Palacete.
            Una vez en el palacete, ciudadanos con espadas en mano, otros con cuchillos y otros con rifles, comenzaron una terrible guerra. Todo aquel que intentara tocarles acababa siendo destruido. Algunos nobles se unian y otros se refugiaban en sus casas. Hijos de nobles se oían llorar, pero inmediatamente se les dejaba de escuchar por el sonido de las balas.
            Tuvieron graves problemas, pues un asesino le cortó la pierna a Luxanna provocándole una gran hemorragia. Las medicinas de Caitlyn no eran útiles, por lo que Jinx tuvo que improvisar una pierna ortopedica para Lux. Ezreal tenía varios cortes en su cuerpo y el martillo de mercurio de Jayce estaba casi destrozado. Pero esto no supuso ningún problema para que la guerra fuera abandonada.
            Al cabo de dos semanas y media, el sonido del rifle y los gritos habían cesado. No quedaban más de doscientos cincuenta ciudadados vivos y cerca de unos cincuenta y dos nobles. Había tenido lugar una revolución en la capital de Zaun, y se estaba extendiendo al llegar a los oidos del resto de ciudades.  Parecía que salvar a Piltover no iba a ser la única meta de la Escuela de los Campeones, pues pronto estaban dispuestos a lograr la libertad para todo el reino. 

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