martes, 14 de mayo de 2013
Un empuje hacia los suspiros para formar el vaho de los cristales, en los que vuelvo a escribir las seis letras de tu nombre. Tan solo una borrasca de aire se acumula en un cristal y, de nuevo, se acumulan recuerdos. Dibujo mientras consigo ver, poco a poco, mi reflejo. Como aleteos de mariposa soy capaz de sentir las palpitaciones del músculo central de mi cuerpo. Una calada, un trago, una sonrisa en medio del enfado, suspiros y de repente un gesto rápido, eficaz. Me vuelvo a reflejar enteramente yo. Ya no hay vaho, ya no hay recuerdos.

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