viernes, 24 de mayo de 2013

Como fotos del desván, llenas de polvo (6)

...Perdona que te escriba a estas horas o perdona que no sepa decirte esto en persona. Te juro que hoy lo he intentado, incluso el resto de días pero te juro que no me salen las fuerzas para hacerlo. Veintiseis. Día en el que te dije que te quería por primera vez. Hoy hace ya un año y ocho meses. ¡Qué rápido pasa el tiempo! ¿Verdad?. No estoy triste, pero tampoco estoy feliz. No vengo a pedirte que me escuches decir tonterías, simplemente... deja de leer. No respondas si no quieres, si te sientes incomodo o si... bah, déjalo. Únicamente necesitaba decirte que los momentos a tu lado sacan las sonrisas más sinceras, que eres el mejor pañuelo. Que has sido mi primera vez en todo. Que no hay piel mas suave que la tuya, tan perfecta y tan fantástica. Que tus ojos son dos flores en plena primavera, que se esconde en ellos la mirada más perfecta de todo el universo. Que te juro que existe vida detrás de ellos porque no hay nada más que explique el por qué de esa belleza. Que he besado muchas bocas, las suficientes para saber que la única vez que he besado de verdad fue un tal seis de julio de este mismo año. Que aprendí que los besos de ciertas bocas saben mejor y que aunque bese otras muchas bocas mis labios van a seguir siendo tuyos. Porque siempre has estado ahí, porque mi sonrisa permanece. Que hablar contigo por las noches es ese sustituyente a mi manía de tomarme un colacao con hielo incluso en invierno, es decir, que eres mi tila, mi cocaína, me subes la adrenalina. Eres la forma que tengo para dormir tranquila. Que me gusta cuando tu mirada y la mía se cruzan, que aunque no te lo diga, en cada uno de esos momentos te robaría un beso, pero que no te lo devolvería. Perdoname, por mis ataques de celos, mis enfados, mis gilipolleces. No te las mereces. Que sinceramente pienso que tengo más deudas con tu espalda que las que jamás nadie tendrá con la luna. Que ya no tengo miedo de perderte, porque quien quiere puede, y eso lo sé y lo aprendí a lo largo de este tiempo. Que lo que tengo miedo es de no volverme a enamorar nunca más. Tengo miedo de que nadie me haga sentir lo que tú me haces sentir. Tengo miedo de no volver a sonreír sin tener que fingir... No me olvides nunca por favor.

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