Creo que debería olvidarte.
Y olvidarte supone dejar
de sentirte como primavera,
como constante, como cambiante.
Olvidarte sería invierno.
Frío y tempestad. Pánico.
Se nos está yendo de las manos
- o se me está yendo,
ya sabes que nunca
me gustó echarme las culpas -.
No habrá más cerezos.
No estoy segura de que
lleguemos a sobrevivir pero
mientras tanto,
deberíamos intentarlo.
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