domingo, 20 de abril de 2014

Aliquid

Algún día llegará el momento de quedarnos
sin las prisas que nos pisan los talones,
agarrándonos al mismo horizonte donde
 prometimos mirar cada vez que la vida,
sin ti, sin mi, sin el uno sin el otro,
nos empujara al vacío que
no tenía nada que ver
con el que nos perdía al mirarnos,
temblando, en tus ojos.
El mismo que yo llamaba vértigo
por atreverse a reflejarme a mí, y a ti,
y a los dos en una historia que quién
hubiese querido que tuviera fin.

Algún mes llegará la primavera
que iguale el olor a rosas de tu piel y
 tendré que conformarme sin sumerger mis dedos en tu pelo,
mientras observo, envidiosa, cómo besas el cigarro y lo mantienes,
firme, entre tus dedos, entre esos dedos que siempre iban a ser míos.
Entre esos dedos que ojalá fuesen míos.

Algún día llegará ese año en el que
 no te conoceré en absoluto o en el que te conoceré por completo.
Pero me quedo con el segundo, que el primero me suena a invierno.
Y será entonces cuando invierta las manecillas del reloj
en tentar a la suerte entre tus costillas y las mías,
y las hojas del tiempo con entrada doble en primera fila.

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