viernes, 25 de julio de 2014

Gracias

Hola, hace tiempo que no hablamos. ¿Te apetece un café?
Quería contarte que dejé de contar contigo a la hora de tomar decisiones, quizás porque me tomé demasiado a pecho eso de que las cosas hay que hacerlas por uno mismo. Dejé de contarte mis cosas como si acaso alguna vez me hubieras fallado. Supongo que me dejé llevar por la gente. "No es bueno para ti", "te está haciendo daño". Y tanto que me lo hiciste, pero nadie sabe todo lo que salvaste de aquí, de mí. Es cierto, no tienen ni idea. Pero prefiero reservarme, egoístamente, las razones de peso por las que sigues siendo el pilar que sostiene este muro fácilmente franqueable.
Hoy quería contarte que he conocido a alguien que me ayudó a olvidarte. Bueno, no lo conocí, más bien lo reconocí. Y tengo mis dudas, pero ahora nadie me escucha y tampoco yo me dejo escuchar. No sé si he vuelto a enamorarme, o sencillamente me recuerda a ese primer amor que tú decías que siempre deberíamos sacar a tomar el aire "para que no nos oxide", o me recuerda a antes de perderlo todo, a antes de cambiar... para siempre. A veces sueño que vuelvo a reconciliarme con ellas, o que vuelvo a reírme a carcajadas con él. "Todas las guerras tienen grandes pérdidas".
Si pudiera en este preciso instante, me tomaría un café con el para explicarle lo mismo que te cuento hoy a ti. Quizás también le contaría mis dudas sobre si es un amor real o un amor salvavidas. Sí bueno, eso haría que las posibilidades de "ganarle" disminuyeran, pero qué más da. Con él, esta vez, quiero ir con la verdad por delante. Ya sabes como me porté la otra vez. Ya sabes que de todas las bajas de esta guerra, la suya fue la que de verdad me hizo darme cuenta de que el ataque era contra mí misma. A él no puedo mentirle ya. Por eso creo que ya no suelo contarle mi vida a nadie, porque me cuesta no mentir y decir que todo va mal, que sigo echa pedazos y que bueno, nada es lo que parece. Ya sabes todo lo que es posible esconder durante años... tú mejor que nadie lo entiendes...
¿Cómo podría explicarle que no sé si le quiero porque me recuerda a los mejores momentos de mi vida? ¡Le estoy utilizando! ¡Otra vez! No me lo perdonaría. "Quizás lo mejor sea alejarse".
De verdad, amigo, que no lo entiendo. A veces me habla y me dice cosas que me hacen trazar planes de futuro. A veces incluso me imagino mirándole mientras se ríe, diciéndole que le quiero en las noches que menos se lo espere, porque ya sabes lo fría que soy, en lo incapaz de demostrar nada que me he convertido...
Otras, sin embargo, me expulsa de su lado. Me echa y me acorrala sin palabras. Y todas las esperanzas se suicidan.
Que sí que sé que son dudas de niña pequeña, y que te aseguro que en caso de que todo esto fallase no me pondría a llorar ni pisaría el freno en mi día a día. Pero yo que sé, entiéndeme tú que siempre lo haces.
A veces lo pienso y es que todo esto me lo merezco. Me merezco que ni siquiera me hablase o es más, que me utilizase, que me pisotease y me hiciese daño en lo más profundo. Y tú lo sabes. Fui una hija de puta, una falsa, una mentirosa, una interesada. Pero créeme que he cambiado. Que ya no estoy indecisa sobre si este amor es el de verdad o no, o de si prefiero a aquel o al otro: que han vuelto malos y buenos y a todos los he echado, porque las ganas de hacer las cosas bien me han superado. "Al final todo se acaba sabiendo".
No quiero hacerle daño, y yo, solo produzco dolor.
Ayúdame.

Gracias.

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