domingo, 2 de marzo de 2014

Corre detrás

Siempre has estado aquí, tan cerca de mí y con los brazos y los ojos tan abiertos. Nunca has pedido nada en todo este tiempo y yo no he dejado de pedir más y más. Hasta que ha llegado el momento donde ya no era cuestión de pedir, sino de necesitar. De necesitarte para sostener la vida, para besar un poco más lento. Necesitarte para echar las cortinas y soñar de día. Sin embargo, vuelve a separarnos lo mismo que nos unió: la falta de cojones, el miedo entre besos, y abrazos, y caricias, que nunca nos damos por el frío que llevamos dentro. Y tan faltos de ello que estamos y tan locos suicidas corriendo hacia el precipicio que nos salva. Tan locos el uno por el otro como el otoño corre detrás del invierno. Para estar unidos, para no separarse jamás. Dejando que llueva, para que alguien luego cure las hojas caídas, las rodillas rotas y las ganas de no volver a enamorarse. Pero dime, ¿cómo no iba a enamorarme de ti? Si eras todo aquello que me llenaba, todo aquello que me salvaba sin prometerlo, un libro escrito que me encantaba leer con tus manos, una canción dedicada que no deja sonar en aquel bar que nos conocimos. Perdimos tanto por tenernos el uno al otro que ahora lo pierdo todo si te vas sin mí. Por eso, espérame cariño, que aunque este corazón esté frío, quiere calentar tus manos.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;