viernes, 24 de enero de 2014

24

Hoy especialmente, te echo de menos. A ti, que siempre has estado. Siempre que has podido.
Hoy necesito que estés aquí. Un café ardiendo combinándose con los menos tres grados de nuestra nariz. Cálmame. Es lo único que necesito hoy. En días como hoy en los que tan solo quiero que esto acabe: irme lejos. Empezar una vida lejos de esta pesadilla que me ha tocado vivir. Lejos de esta vida insana. Hoy tan solo me agarro a ti. A mi pilar, a mi apoyo, a mi vida, literal.
Ha vuelto a pasar. Se ha vuelto a repetir y no estás. Pero no estás por la distancia, porque no he podido agarrar el teléfono para escuchar tu voz. Pero no dudes que no he buscado tu anhelo, tu presencia, el cualquier rincón de aquí, de mi corazón.
Tranquilo, sé que si te hubiera llamado hubiera venido en no más de lo que dura el voleteo de una mariposa. Sé que si ahora mismo fueras consciente de que te necesito, no dudarías en dejar cualquier cosa para venir a tranquilizarme.
Y por eso es que te necesito.
En días como hoy.
Es decir, todos los días.

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